El país envejece y cada día más somos testigos de nuevas necesidades y fenómenos sociales asociados al proceso de envejecimiento de la población.
Existe estadística respecto al nivel de ingreso, la edad de jubilación y datos asociados al período laboral de las personas, pero cuando llegan a un estado de salud que les impide participar de la vida productiva, las cifras se vuelven más silenciosas. Allí surgen instituciones sin fines de lucro que enfocan su trabajo en la caridad y la solidaridad, tanto para ayudar a quienes ya no pueden valerse por si mismo, como al “cuidado de los cuidadores”, aquel trabajo anónimo, silencioso, complejo física y emocionalmente, de alto costo y que necesita con urgencia la atención de las políticas públicas.
De ahí la importancia de que el gobierno ponga su atención en este grupo de personas mediante una serie de diálogos denominados “Hablemos de Cuidados” iniciativa del Ministerio de Desarrollo Social y Familia en alianza con ONU Mujeres, tiene como objetivo desarrollar un proceso amplio e incluyente en torno a los desafíos que enfrenta la sociedad chilena en materia de cuidados.
Y la construcción de un Sistema Nacional de Cuidados” debería ir más allá del simple aumento de recursos monetarios para las personas bajo cuidado, puesto que la situación es mucho más compleja que solo dinero. Quien ha tenido a su cargo el cuidado de un adulto mayor debe saber que el nivel de atención y tensión, de desgaste físico y emocional, obliga a tener templanza y coraje que no cualquiera es capaz de soportar.
Por otra parte, según cifras que entrega la Seremi de la Mujer y la Equidad de Género, “más del 90% de las personas que necesitan cuidados son mujeres según la última Encuesta de Discapacidad y Dependencia, y cerca del 85% de las personas que cuidan son mujeres”.
Es bueno y sano que nuestro país tome conciencia de este tema y asuma compromisos en las políticas públicas. Y es bueno también que desde ya se sumen iniciativas de municipios, gobiernos regionales y universidades en torno al tema. Sin duda todos debemos vincularnos a este desafío.
Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo