Seguridad y educación

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El tema del día, de las últimas semanas, de los últimos años ha sido sin duda la seguridad ciudadana. Desde el proceso de validación durante el estallido social hasta el día de hoy ha sido el centro de la discusión en las campañas políticas. Igual será este y el próximo año. Se hacen promesas, se buscan culpables, responsabilidades políticas. Se inyectan recursos, se construyen historias periodísticas.
Ya los principales anuncios del presupuesto de la nación giran en torno a la delincuencia y al aumento de medidas de seguridad , planes especiales, más contingente policial, patrullas y recursos en general.
Por otra parte se habla de la saturación de las cárceles, que a nivel nacional tienen a más de 60 mil reclusos, cuyo número es paradojal, puesto que es equivalente a al cantidad de carabineros que existen en el país. Es decir que estamos “uno a uno”.
A nivel local, el comercio ambulante, las tomas, los focos de vagabundos, uso de espacios públicos son la pauta de cada día.
Pero si nos detenemos a pensar con calma, veremos que más allá de los miles de millones en recursos, el tema de fondo es más complejo que comprar más armas o encerrar a más delincuentes. La solución no pasa por más drones, gendarmes y cárceles.
El cambio de fondo es cultural y si no asumimos esta condición lo más probable es que sean los mismos delincuentes los que se adapten y triunfen. El cambio pasa por la educación, por la cultura cívica, por el conocimiento de los vecinos.
Podremos seguir blindando nuestras casas y automóviles, pero la solución verdadera estará siempre ahí.

Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo