El Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA) ha emitido su Boletín Climático correspondiente a este mes de diciembre, revelando un panorama desafiante: el territorio se encamina hacia un cierre de año con déficit hídrico, lo que plantea serios desafíos para la comunidad local, la agricultura y otros sectores dependientes del agua así como a la comunidad en general.
“Tal como la mayor parte de los años de megasequía, 2023 termina con déficit. Lo anterior, sumado a los actuales niveles de caudal, sugiere que el sistema hidrológico continuaría mostrando un comportamiento bajo lo normal en las tres provincias de la región, situación que persistiría al menos hasta primavera de 2024”. plantea el Boletín Climático del CEAZA, que mes a mes analiza la situación regional.
En primer lugar, los resultados muestran que los caudales de la región se encuentran en niveles críticos, con un marcado déficit que se prevé se mantendrá hasta la primavera de 2024. En comparación a los niveles históricos, la temporada actual presenta un 32% en Elqui, 25% en Limarí y 44% en Choapa.
Por consiguiente, los embalses actuales refuerzan esta tendencia, indicando que el sistema hidrológico seguirá operando por debajo de lo normal en las tres provincias de la región, ya que “en este momento el agua embalsada en Elqui es de un 16% de su capacidad, Limarí un 6% y Choapa un 44%”, indica el boletín de CEAZA.
“Todos los sistemas frontales que alcanzaron mayores montos se registraron en la provincia del Choapa, alcanzando hasta 14.3 mm en Salamanca, mientras que en las provincias del Limarí y Elqui los montos variaron entre 0 y 5 mm. Al ser una precipitación tardía, en temporada seca, el déficit de la región disminuyó un poco, pero aun así se mantiene en condiciones muy secas alcanzando un -74%”, explica en el reporte.
PERSPECTIVA DEL SECTOR AGRONÓMICO
A pesar de que el 2023 fue un año que contó con la presencia del fenómeno de el Niño, no se registraron precipitaciones abundantes. Sin embargo, Tomás Caballero, meteorólogo del CEAZA indica que “en cuanto a las temperaturas, el fenómeno del Niño se manifestó y sumado al calentamiento global, tuvimos olas de calor en la temporada de invierno, en Vicuña se alcanzaron hasta los 38° C. Esta es una tendencia que se seguirá repitiendo probablemente el 2024, por lo que invitamos a la comunidad a estar atenta a los pronósticos del área meteorológica del CEAZA”.
Fabián Reyes, académico del Departamento de Agronomía y subdirector del laboratorio PROMMRA de la Universidad de La Serena destaca que “junto con la escasez hídrica ocurrieron también otros fenómenos que tienen una alta incidencia en la en la actividad agrícola, particularmente en la fruticultura. Me refiero a la baja acumulación de horas de frío durante el invierno y altas temperaturas inusuales para esa época del año. Quizás los cultivos menos afectados pueden ser las hortalizas dada su condición de ciclo corto de producción y por lo tanto más bien el efecto sobre ellas puede haber sido fundamentalmente la escasez de agua. En el caso de los frutales, se estima que hubo alrededor de un 30-40% menos de producción dado que no hubo suficiente acumulación de horas de frío y las altas temperaturas han afectado fuertemente los procesos de floración”.
Claudio Balboltín, investigador del INIA detalla que “las escasas reservas de agua en cordillera y en los embalses representan un escenario muy complejo, especialmente para las variedades que son más tardías, que se cosechan al final del verano. Esas variedades probablemente van a estar sometidas a algún nivel de estrés de déficit hídrico. Las variedades que se cosechan temprano parece que en esta temporada alcanzan a terminar bien su desarrollo”.
Respecto a las escasas horas frío durante el invierno, el investigador precisa que “afecta principalmente a la floración de los cultivos, hemos visto que algunos cultivos han tenido floraciones muy bajas y muy poca cuaja de fruta especialmente me ha comentado el investigador Giovanni Lobos de Choapa, especialista en nogales que en general se está viendo muy poca carga en nogales, poca fruta cuajada y también otro fenómeno que es interesante es la desuniformidad de la floración, es decir, hemos tenido una floración prolongada en el tiempo, lo cual hace que haya fruta de tamaño pequeño recién cuajada conviviendo con fruta de tamaño grande, lo cual para los agricultores es un problema porque al momento de la madurez probablemente lleguen en momentos distintos, por lo tanto la planificación de la cosecha va a ser compleja”.