El reciente acto simbólico llevado a cabo por el Presidente Gabriel Boric en el óvalo del Palacio de la Moneda, donde presentó el Proyecto de Ley que da solución a la deuda histórica de las y los docentes, marca un hito significativo en la historia de la educación en Chile. Este acto no sólo cumple con una promesa de campaña del mandatario, sino que también responde a una demanda que, durante décadas, ha afectado a miles de profesoras y profesores que vieron mermados sus sueldos y condiciones laborales en la década de los ochenta, cuando la administración de los establecimientos educativos fue traspasada a las municipalidades.
El proyecto, que tiene un respaldo amplio del magisterio y la ciudadanía, constituye una reparación tanto material como simbólica. En primer lugar, es material porque plantea una compensación económica a los docentes que formaron generaciones de chilenos y chilenas, en un esfuerzo por mejorar su calidad de vida tras años de sacrificio. Y es simbólico porque es un reconocimiento que pretende aliviar el daño sufrido por los profesores y brindarles una oportunidad para tener un futuro más digno y justo.
Sin embargo, lo que hace verdaderamente trascendental este proyecto es que la reparación va más allá de un pago, reconoce el menoscabo sufrido por miles de educadores, quienes en su mayoría, fueron invisibilizados y despojados de derechos fundamentales en un momento crítico de la historia reciente de Chile. Y aunque tardío, representa un gesto importante para recomponer la confianza entre los docentes y las instituciones del Estado.
A través de este proyecto, se da un paso firme en la búsqueda de la justicia, la equidad y la reparación. Ahora, más que nunca, es necesario que este proyecto no se quede en el papel y que, a través de su pronta aprobación, podamos convertir la reivindicación en una verdadera alegría para los docentes que tanto han dado a nuestra sociedad. La promesa de una tramitación rápida, respaldada por la ciudadanía, el gremio docente y la mayoría de los parlamentarios, refuerza la esperanza de que finalmente se hará justicia.