Lo habíamos dicho quizá de una forma muy diplomática, pero a estas alturas resulta impresentable la falta de transparencia y participación pública que ha tenido la idea de modificar la concesión de la ruta 5 que une a La Serena y Coquimbo y su posible cambio por una circunvalación. Noticias parciales y falta de información oficial.
Y decimos posible porque ni siquiera es una idea afirme. Y si se cumplen los pronósticos históricos en este tipo de obras, lo más probable es que la decisión quede para el próximo gobierno, que desconocerá lo avanzado y quedaremos en foja cero. No se trata de ser mal agüero, sino de ver cómo este tipo de situaciones se repiten en la historia regional una y otra vez. Podemos mencionar el aeropuerto de Tongoy, el Teatro Regional, el paso de Agua Negra, el edificio consistorial de La Serena, el Mercado del Mar, el nuevo puente que uniría al centro con Las Compañías.
Pero en este caso la situación es muchísimo más delicada, puesto que la obra ya había sido licitada a una empresa de capitales extranjeros (SACYR) cuyo historial en obras públicas no es el más auspicioso, con situaciones complejas ya vividas como la de la ruta a Ovalle, que terminó con la protesta e incendio de los peajes por los reclamos públicos ante el alza anunciada em su momento. O la situación del sitio El Olivar, respecto del cual podrán alegar que “no fue su culpa”, pero que, en concreto, significa una obra inconclusa. Pero, además, en el país hay otras varias situaciones que han terminado con salidas arbitrales o judiciales, por lo que no sería de extrañar que la actual concesión también termine de mala forma.
Hacemos estas afirmaciones explícitamente, para que quede registro. Para que las autoridades sepan que hay muchas personas atentas a la falta de transparencia del proceso y cómo se van obteniendo informaciones con cuenta gotas. Así es como esta semana se conoció la posibilidad de un peaje en esa supuesta circunvalación, lo cual generó las respuestas de parlamentarios y alcaldes, justamente por la falta de claridad.
A estas alturas resulta evidente que ese “cambio” en las condiciones de la concesión no va a resultar. Que la empresa no asumirá los costos de esa circunvalación porque sin ser ingenieros resulta evidente que sus costos no son equivalentes.
Ojalá no sea así. Pero algo huele mal y se visualiza que, en algún momento, en este gobierno o en el siguiente, se sabrá la noticia de que nos quedamos sin circunvalación, sin mejoras relevantes en la ruta 5 y con un juicio o salida legal con la empresa. Quedó escrito. Noviembre de 2024.
Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo