Siempre se valoran positivamente los anuncios de nueva infraestructura, mejoras, tecnología aplicada, etc. Anuncios como los hospitales, que cuentan necesariamente con fondos para su funcionamiento y que requieren también mucho dinero permanente para revisión y mantenimiento.
De la misma forma, después de los tsunamis se valoró la instalación de luminarias de emergencia en las diferentes vías de evacuación, que costó tanto lograr, pero que lamentablemente no contaban con un plan apropiado de mantenimiento. Así las cosas, a los pocos meses fueron robadas más del 90% de esas luminarias de alto estándar, que funcionaban con energía solar y baterías.
Qué decir de decenas de proyectos de avenidas, plazas, recintos deportivos, que fueron muy hermosos cuando los inauguraron pero que no fueron integrados adecuadamente a una línea permanente de revisión y mantenimiento. Por ejemplo las avenidas Cisternas y Gabriel González Videla, que aparentemente quedaron fuera del contrato de parques y jardines y que de a poco fueron llenándose de arbustos, basura, tierra sobre la ciclo vía sin que exista una preocupación permanente.
Y los ejemplos suman y siguen por montones. Desde el hospital modular que ahí sigue literalmente botado, sin un plan para su retiro o mantenimiento.
Cuántos cierres perimetrales en canchas deportivas de barrio, edificios, calles que deberían ingresar a algún sistema que se haga cargo (ya que los municipios no dan abasto normalmente).
En fin, ahora el municipio de La Serena, usando fondos regionales logrará comenzar a reponer las luminarias de Caleta San Pedro, pero es de esperar que si no habrá ningún plan de mantenimiento , al menos puedan contar con las medidas de seguridad mínimas que asegure su duración por un tiempo razonable, sin que se las roben o se estropeen. Alguien la llama a todo esto planificación. Puede ser.
Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo