Gerardo Díaz: “Tenemos la gran oportunidad de incorporar las aguas residuales tratadas a la matriz hídrica, apoyando a sectores vulnerables”

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• En el marco del ciclo de charlas “Uso y reutilización de aguas servidas”, organizado por ME Ingenieros y el Departamento de Obras Civiles de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), el experto de Escenarios Hídricos 2030 expuso sobre iniciativas de reúso de aguas residuales tratadas rurales ejecutadas en Coquimbo y los avances en el ámbito urbano para la Región de Valparaíso.
• Gerardo Díaz sostuvo que este proceso de recuperación y tratamiento permite sumar una “nueva fuente de agua” al ciclo hídrico, sobre todo en el caso de los emisarios submarinos, “con impactos ambientales positivos, al reducir la descarga de aguas crudas al mar”.

“En Chile, somos malos para reusar; en todo sentido, desde residuos sólidos hasta líquidos. Hoy en día, y de acuerdo con los registros de la SISS (Superintendencia de Servicios Sanitarios), se reutiliza aproximadamente el 6% del agua”, sostuvo Gerardo Díaz, jefe de proyectos Nuevas Fuentes de Agua en Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile, ante un atento auditorio, en el edificio ESID, de la Escuela de Ingeniería de la Usach.
La exposición fue parte del ciclo de charlas sobre “Uso y reutilización de aguas servidas”, organizado por ME Ingenieros y el Departamento de Obras Civiles de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), en el marco del trabajo colaborativo que desarrollan en gestión circular del agua y plantas de tratamientos de aguas servidas (PTAS).

Según destacó Gerardo Díaz, “tenemos la gran oportunidad de incorporar las aguas residuales tratadas a la matriz hídrica”, siendo “una fuente segura, continua y prácticamente inagotable, mientras exista abastecimiento para consumo humano, apoyando a sectores vulnerables con baja capacidad de pago a incorporar esta nueva fuente de agua, frente a otras más costosas, como la desalación”.
Explicó que el mayor potencial de aprovechamiento está en las descargas de los 33 emisarios submarinos que hay en Chile: “La OCDE no los considera como sistema de tratamiento, porque en realidad hacen un tratamiento primario y las aguas van prácticamente crudas al mar”, aseguró, sosteniendo que “se trata de 8 m3 por segundo, que equivalen a 250 piscinas olímpicas que se van al mar por día, en circunstancias de sequía en gran parte del territorio”.
Además, sostuvo que, al ser agua que llega al mar prácticamente sin tratamiento, “se podrían generar impactos ambientales positivos, al reducir la descarga de aguas crudas al mar”.
La experiencia del emisario submarino de Antofagasta reporta otro beneficio: “Hay una reducción de tarifa al usuario producto de este reúso, principalmente por el descuento en tratamiento y disposición”, expuso Gerardo Díaz, comentando que “aún existen brechas en materia legal y normativa, que deben resolverse para habilitar la inversión en proyectos de este tipo”. En este sentido, destacó el proyecto de ley de reúso de aguas residuales tratadas que se encuentra en discusión en el Senado, donde -como Escenarios Hídricos 2030- han participado exponiendo y entregando antecedentes para aportar a este trabajo.

Reúso de agua en el sector rural

Junto con los emisarios submarinos, Gerardo Díaz relevó el potencial de aprovechar la descarga de PTAS rurales, que “aun cuando representan un caudal mucho más pequeño, pueden generar importantes impactos económicos, sociales y ambientales al reutilizarlos localmente”.
Un caso de éxito en este ámbito fueron los proyectos impulsados en 2022 por el Gobierno Regional de Coquimbo, y ejecutados por Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile, en sectores rurales de Illapel, Monte Patria, La Serena y Vicuña, zonas fuertemente afectadas por la sequía, los que se suman al ejecutado en 2017 en Cerrillos de Tamaya y que se sostiene hasta el día de hoy. “En primera instancia, avanzamos con proyectos productivos, viendo cómo aprovechar esta agua e incorporarla dentro de un desarrollo local, implementando modelos de negocio locales virtuosos que ayudaran a su sostenibilidad en el tiempo, apoyando acuerdos locales de repartición de ganancias para este propósito”.
Sobre los cultivos que se decidió regar con aguas recicladas, destaca que: “Hicimos un barrido, a nivel internacional, de los tipos de cultivo que se pueden regar con este recurso hídrico, priorizando aquellos que no tienen contacto con el agua, que no son comestibles de forma directa o que son de cocción prolongada”, explica el jefe de proyectos de Nuevas Fuentes de Agua.
Reforzó que “sin la participación de la comunidad, estos proyectos no se pueden sostener”, a pesar de los múltiples beneficios económicos, sociales y ambientales que puedan tener. Lo anterior se debe a que “son las mismas comunidades locales las que deben decidir si avanzar o no con este tipo de iniciativas, además de apoyar la co-construción del tipo de proyecto a ejecutar, adaptándolo a la realidad local”.

La primera jornada del ciclo de charlas contó también con las exposiciones de María Inés Díaz, analista del Departamento de Medio Ambiente, Biodiversidad y Acción Climática del Gobierno de Santiago; Cristina Huidobro, gerente general Fondo de Agua Santiago Maipo; Claudia Papic, directora de contenido Expo Agua 2024; Felipe Meza, director de la División Técnica de Aguas Servidas de AIDIS Chile y gerente general de Aguas Santiago Poniente; Andrés Vásquez, socio fundador de Awa Solar, y los anfitriones del evento, Patricio Flores, gerente de Operaciones de ME Ingenieros, y Christian Seal, académico del departamento de Ingeniería en Obras Civiles.
Patricio Flores señaló que, en la industria, “existen variados procesos que podrían implementar la reutilización de aguas residuales en lugar de usar agua limpia, y eso es lo que buscamos impulsar, como también aplicar mejoras continuas en los procesos de las PTAS para optimizar los costos de operación y mejorar la calidad del agua tratada”.
En tanto, Christian Seal expuso sobre los contaminantes emergentes en aguas tratadas, sus efectos y posibles tratamientos: “Usar aguas provenientes de plantas de tratamiento conlleva nuevos desafíos en cuanto a la calidad de los efluentes de dichos sistemas de tratamientos. Lo anterior se debe a presencia de hormonas, medicamentos y otros químicos que pueden afectar la salud humana y al medio ambiente, lo que implica estudiar sus efectos y determinar nuevos requisitos para los efluentes de las depuradoras, los que deben estar asociados a los posibles usos de estas aguas tratadas”, concluyó.