Espacio Público, orden y ornato

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Ornato público es el área del municipio que se dedica al cuidado del espacio público, según ordenanzas y regulaciones que nos permiten convivir y habitar con agrado y limpieza la ciudad.
En este sentido, las ciudades de La Serena y Coquimbo poseen sendas ordenanzas que regulan con detalle el uso de calles y plazas, más todavía en un área reconocida como “Zona Típica” en las que los locatarios no pueden hacer mucho para modificar estructuras ni fachadas.
En este sentido resultan incongruentes los permisos que se otorgan para ferias de todo tipo en el centro de las ciudades. No es que se desprecie el espíritu navideño ni la necesidad de trabajo de cientos de personas. La pregunta es si son los mejores lugares y si se hace con el acuerdo mínimo de quienes habitan el espacio, pagan sus contribuciones y patentes y esperan con extrema necesidad estos días para poder recuperar sus alicaídas ventas.
Pareciera que la permisividad y obsecuencia reinan en la regulación comunal, situación que se repite dramáticamente luego en la temporada de verano en todo el borde costero. Pueblo sin ley y un deterioro constante de los espacios públicos.
Al menos este año el municipio de Coquimbo hizo una nueva gestión y habilitó lo que denomina la “Pampilla Navideña”, un espacio especial habilitado para ordenar un poco el caos que se produce en el centro de la ciudad- puerto.
Durante varios meses la plaza de La Serena ha visto instalarse a los “ex ambulantes” hoy vendiendo zapatillas falsificadas y ropa interior al costado de la catedral y frente al palacio de Justicia y el Gobierno Regional y aparentemente a nadie le importa.
Es cierto que se han hecho grandes esfuerzos y la situación está mucho mejor que hace dos años atrás, pero esa referencia no es ningún punto de comparación. El caos absoluto nunca podrá ser un buen referente. Las principales ciudades de la región deberían aspirar a más, a que se respete el espacio público y sea valorado y apreciado por todos, tal como lo hace cualquier ciudad turística que se precie de tal.

Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo