Hay quienes se quejan por todo y no creen ni en nada ni en nadie. Allí no hay mucho diálogo posible. Pero también hay quienes observan objetivamente que, junto con el desarrollo minero en gran parte de los casos existe también un notable desarrollo de las comunidades aledañas. Las áreas de influencia y el valor compartido del que tanto hablan.
Hay quienes observan lo que sucedió con las salitreras, que se esfumaron en el tiempo y dejaron pueblos fantasmas, pero se olvidan de mencionar que gran parte de la riqueza y el desarrollo de la ciudad de Santiago y los puertos se debió al auge generado por el salitre. Hubo muchísima riqueza circulando, con obras significativas como la extensa red de ferrocarriles o el desarrollo urbanístico liderado por Benjamín Vicuña Mackenna.
Hoy las empresas mineras sin lugar a dudas tienen un impacto real en las comunidades en las que están inmersas y existe cada vez más control fiscalizador estatal y empoderamiento de las comunidades para exigir el cumplimiento de las normativas y el respeto del medio ambiente.
Pero además de ello, las principales empresas de la región de Coquimbo, como son Teck Carmen de Andacollo, Minera Los Pelambres y Compañía Minera del Pacífico, han dado varios pasos adelante y han estado trabajando de manera profunda y sostenida en conjunto con las comunidades en el mejoramiento del entorno, en obras que deberían ser públicas, como parques, centros deportivos o instalaciones de servicios. Pero también han estado presentes para apoyar en casos de emergencias como la falta de agua, las instalaciones de soluciones energéticas y/o de alcantarillado.
Pero incluso más allá, el primer humedal con resguardo privado de la región fue de Pelambres en Los Vilos, el proceso de reforestación en Andacollo o el trabajo con las comunidades de agua de Pan de Azúcar y Alfalfares resulta también interesante de observar. Por último, esta semana se conoció la instalación de las primeras boyas hidroacústicas, una solución innovadora a nivel nacional internacional.
En fin. Es de justicia reconocer que no solo extraen mineral desde la tierra (lo cual tiene un alto costo y un sinfín de beneficios en la cadena productiva) sino que han sabido adaptarse a las exigencias actuales y contribuir de manera significativa al desarrollo regional.
Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo