¿Cómo estamos por casa? Esa es la pregunta, puesto que habitualmente se mira a la generación de energía, a la matriz, como la única gran culpable de todos los males, sin observar que la suma de los consumos individuales da una cantidad increíble de energía, que en muchos aspectos podría ser mucho menor y ayudar directamente al medio ambiente.
Hay quienes aseguran que la era de los combustibles fósiles ya terminó, lo cual es muy probable, viendo cómo surgen proyectos solares o eólicos de bajas emisiones.
Hoy el 27,5% de la matriz chilena corresponde a energías renovables no convencionales, es decir que como país ya superamos con creces la meta de lograr el 20% al año 2025 y así las cosas es razonable pensar que se puede lograr el 100% de la matriz limpia al año 2040.
Este jueves 04 de marzo se celebró el día mundial de la eficiencia energética y es el momento de visualizar cómo cada uno desde nuestras casas colaboramos, considerando que estudios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) indican que la acción humana ha causado un aumento en la temperatura de la tierra de 1,0°C respecto del período pre industrial, y es probable que llegue a 1,5 °C entre 2030 y 2052 si continuamos al ritmo actual.
Y nuestra colaboración no pasa sólo por adquirir productos y electrodomésticos con sello “A” de eficiencia, sino también en promover un consumo responsable, aunque seamos nosotros mismos los que terminemos pagando igual la cuenta mensual. Hoy toma especial importancia la manera en que enseñamos a los niños algo que a nosotros no nos enseñaron. Y esa es la clave, ellos son la clave para el mundo que viene y quizás con un pequeño empujón sean ellos –como casi siempre- los que terminen enseñándonos a nosotros.
Victor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo