Moncayo se desempeñó como director de la Fundación Emprépolis. Fue vicerrector de la sede de Coquimbo de la Universidad Católica del Norte, seremi de Gobierno y presidente del Directorio del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Aridas (CEAZA).
En la Catedral de La Serena, con una misa oficiada por el arzobispo, monseñor René Rebolledo, se llevó a cabo la despedida final para Luis Moncayo Martínez. Familiares y amigos se dieron cita en el principal templo serenense, donde tomaron la palabra sus seres queridos, destacando la labor realizada en la región de Coquimbo, donde jugó un rol fundamental en el ámbito público y privado, ocupando diferentes cargos, destacando en lo académico y también en lo empresarial.
Moncayo se desempeñó como director de la Fundación Emprépolis. Fue vicerrector de la sede de Coquimbo de la Universidad Católica del Norte, seremi de Gobierno y presidente del Directorio del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Aridas (CEAZA).
Tras los oficios, algunos de sus amigos, quienes militaron con Moncayo en la DC, pusieron acento en su legado. El consejero regional Wladimir Pleticosic remarcó que “se ha ido uno de los mejores. Él fue un líder en el retorno a la democracia y nos enseñó a las generaciones más jóvenes del partido a actuar con los valores de la honestidad, el diálogo y el amor. Como Gobierno regional sentimos mucho su partida, ya que fue una persona que hasta el último día colaboró tanto con los funcionarios, como con el Gobierno. Estamos muy orgullosos de haberlo conocido, y haber aprendido de él”, sostuvo la autoridad local.
El actual diputado Ricardo Cifuentes recordó a Luis Moncayo con un hombre cuyas enseñanzas quedarán. Compartí con él en distintos momentos de su vida y fue testigo de cómo fue dejando huella en el camino recorrido”.
Uno de sus hijos, Ignacio Moncayo, quien estuvo en la parroquia de Lourdes despidiendo a su padre, sintió orgullo al ver la admiración que generaba, una que él también comparte, ya que no suele ocurrir que una persona lidere y concrete tantos proyectos en tan diversas materias. «Es de admirar lo que mi padre hizo durante su vida, siempre aportando, contribuyendo. Pasó por distintos tipos de proyectos, desde trabajo con las cooperativas, agrícolas, pisqueras, el apoyo a los pescadores, el desarrollo rural de las tres provincias, y después en ámbitos políticos y académicos, profundizó esa apuesta que tenía él por la región», dice Ignacio con orgullo.
Y sí, cree que faltan más como don Luis, gente que proyecte, poniendo el bien común por sobre el beneficio personal. «Deja un tremendo legado, tenía una visión de región que ahora hace falta. De proyectar cuál es la vocación de esta región y cómo los distintos actores se articulan y sacan adelante iniciativas que vayan en beneficio de la comunidad», expresó su hijo.
