Como cifra “record” fue catalogado por las autoridades chilenas y argentinas, los 70 mil transandinos que llegaron, y cruzaron por el Paso Internacional Agua Negra, a las costas de la región de Coquimbo en la temporada veraniega 2015-2016.
En ese entonces, los turistas de ese país repletaban centros comerciales en búsqueda de productos electrónicos y vestuarios, principalmente. Hasta repuestos de autos se veía comprando a los cotizados pasajeros que podrían gastar entre US$80 y $100 al día. Ello, sin contar las enormes filas que repletaban las casas de cambio de divisas para los gastos, que sumaban igualmente restaurantes y otros por concepto de pago de arriendo, todo a orillas del mar.
Y es que el entusiasmo contagiaba a otros territorios de la región como el valle de Elqui, y las provincia de Limarí y Choapa. En ese entonces, la PDI cifraba en 25 mil personas más las que transitaron por el corredor internacional, aumentando en un 40% el flujo frente a la temporada anterior, que ayudó a mitigar incluso los efectos del terremoto y posterior tsunami en septiembre del 2015.
Sin embargo, la presencia del coronavirus y sus exigencias para ingresar al país con PCR negativo afectarían más de lo que quisiera la ya alicaída industria turística regional. Si bien los restaurantes comenzaron a abrir sus terrazas y los hoteles han reportado exiguos flujos de ocupación –salvo aquellos pasajeros que por motivos laborales y médicos arriban a la región– el inicio de este verano podría también verse impedido de ver turistas de ese país.
“De todas maneras no se ha hecho un sondeo del porcentaje de visitantes que elegirían ir de vacaciones. Este año se vislumbra complicado. Principalmente por el coronavirus, por supuesto, ya que una de las condiciones para entrar al país o la provincia es traer el PCR negativo de 72 horas, lo cual tiene un costo”, comenta la para Semanario Tiempo, Marcela Hinojosa, directora de Desarrollo Turístico, dependiente del Ministerio de Turismo y Cultura de la provincia de San Juan.
Justamente desde esa zona procedían la mayor cantidad de viajeros que cruzaban la Cordillera de Los Andes a Coquimbo. Además, se podían apreciar de turistas de Córdoba, hasta pasajeros de Buenos Aires. Según conocedores del tema, la distancia de poder tocar el Pacífico, en seis horas, posibilitaba más el arribo de los transandinos a la avenida del Mar y al casco histórico de La Serena.
Fedetur estimó la temporada pasada una pérdida de 500 mil turistas argentinos a lo largo de Chile durante ese verano (diciembre a marzo), un 37% menos en relación a la temporada anterior 2018/2019, cuando fueron 795.000, y casi 68% menos que los 1.547.000 que arribaron al país en la temporada 2017/2018.
Al asumir el presidente de Argentina, Alberto Fernández, una de sus funciones principales fue corregir la deuda pública que se alza en US$320 mil millones a organismos de crédito y agencias del sector público.
Por ello, otro factor que considera Hinojosa es que el tipo de cambio y la oferta de los recintos comerciales de Chile ya no generan el mismo atractivo que años anteriores, producto de la devaluación de su moneda.
Agrega que aquellos transandinos que posean residencia en Chile “podrían llegar”, sabiendo todas las condiciones sanitarias a las que se exponen al viajar.
“Tal vez se desplacen para el resto del año, dependiendo el funcionamiento de la vacuna (para el covid-19”, sentencia Hinojosa.