A fines del abril el presidente Gabriel Boric vino a La Serena. Una de sus primeras salidas a regiones en la que aprovechó de abordar diversos temas locales. De hecho, fue consultado por las plantas desalinizadoras y -en su estilo- dejó dando botes una frase que sembró la “duda razonable” sobre el efecto de las plantas desalinizadoras en el medio ambiente. “El problema de las plantas desaladoras es que generan salmuera y muchas veces lo que se hace con esa salmuera es que la tiran al mar y terminan afectando el suelo marino de una manera importante (…) lo que nosotros que hacer es crear soluciones que no generen nuevos problemas, es decir no vestir a un santo (…)”.
En este contexto, esta semana minera Los Pelambres presentó el avance final de la construcción de su gran planta desalinizadora ubicada en Punta Chungo, cerca de Los Vilos que permitirá utilizar 400 litros por segundo y próximamente ampliaría su capacidad para llegar a los 800 litros por segundo de agua de calidad industrial para sus procesos en la cordillera.
En esta oportunidad, los representantes de la prensa regional pudieron interrogar en detalle a los ejecutivos y técnicos a cargo de la obra y así dilucidar los mitos y verdades de este tipo de plantas.
Cabe señalar que en el mundo se registran más de 16 mil plantas desalinizadoras, y en la tecnología está bastante avanzada reduciendo a niveles ínfimos cualquier tipo de impacto.
Para efectos prácticos, conviene tener presente al menos dos ideas fundamentales. Primero, en este tipo de plantas no hay succión de agua directamente desde el mar. Ese es justamente uno de los mitos urbanos de quienes imaginan a ballenas y delfines siendo arrastradas por las tuberías cual aspiradoras submarinas. Y no. No es así. Muy lejos de eso, el sistema es mediante vasos comunicantes. Un trasvasije natural casi imperceptible, sin flujo a presión, que conecta un tubería submarina con rejillas minúsculas en su punta, con una gran piscina ubicada en tierra, pero bajo el nivel del mar (sentina) desde la cual se recoge el agua para la planta.
La segunda gran cuestión. La dilución de la salmuera. Se realiza con sistemas de difusores en una tubería submarina a casi un kilometro de la costa, que retornan el agua de una forma similar a la que se tomó. Y los antecedentes técnicos objetivos y claros señalan que a una distancia de seis metros esa salmuera se diluye totalmente en la inmensidad del mar.
En fin. Todos tenemos mucho que aprender y seguramente hay científicos o biólogos marinos que tienen algo que aportar, pero debemos abrirnos a exigir altos estándares para lograr soluciones permanentes a nuestro déficit hídrico estructural. Y eso sólo se logra con información clara.
Victor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo