El país ha avanzado muchísimo en materia de transparencia y mejoras en la gestión pública, la ley de lobby, la misma ley de transparencia, los derechos que nos permiten exigir más y mejor información a la autoridad sin duda son un incentivo para que las cosas se han mejor.
Sin embargo, todo indica que uno de los ámbitos que no ha logrado estandarizar su formato y cumplir a cabalidad su función es la realización de cuentas públicas. Alguno por lo intrascendente o discreto de su presentación, otros por la exagerada puesta en escena pero que en el fondo no cumplen con lo mínimo esperable.
Una Cuenta Pública Participativa es un mecanismo de participación ciudadana establecido en la Ley N° 20.500 sobre Asociaciones y participación ciudadana en la gestión pública, a través del cual se generan espacios de diálogo entre las instituciones que dan cuenta, sus autoridades y la sociedad civil.
En el caso de los municipios es el artículo 67 de la ley orgánica la que ordena los contenidos y forma que debe tener una cuenta pública municipal.
Señala la ley que se realizará antes de concluir el mes de abril y deberán ser invitados también a esta sesión del concejo, las principales organizaciones comunitarias y otras relevantes de la comuna; las autoridades locales, regionales, y los parlamentarios que representen al distrito y la circunscripción a que pertenezca la comuna respectiva.
Sin embargo, señala claramente que la cuenta pública se efectuará mediante informe escrito, el cual deberá hacer referencia a contenidos de ejecución presupuestaria y financiera; el cumplimiento del plan comunal de desarrollo; plan comunal de seguridad pública y gestión anual del consejo comunal de seguridad pública; las inversiones efectuadas; un resumen de las auditorías, sumarios y juicios y las modificaciones efectuadas al patrimonio municipal entre otras materias.
Sin embargo, esas cuentas públicas por defectos de forma se convierten en verdaderas puestas en escena, de alto costo, que si bien pueden constituir una verdadera tradición anual, corre el riesgo de deformar su verdadero sentido y transformarse en un show público.
Del mismo modo, existen un sinnúmero de servicios públicos que no tienen el hábito de dar cuenta pública de su gestión.
Este importante espacio de información ciudadana, debería ya contar con un formato homogéneo, estandarizado, que con el uso de las tecnologías de la información debería permitir acceso fluido a toda la información requerida, más allá de la puesta en escena.
Victor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo