Los próximos 21 y 22 de noviembre, el músico chileno presentará “Madera” en los escenarios del New York Theater Ballet. Un espectáculo íntimo, que combina música y danza, y que tiene un especial significado para él.
Vivir en el extranjero. Ése fue el consejo que uno de sus maestros le dio al contrabajista Manuel Figueroa y que determinó su futuro profesional. Así que, nada más finalizar su licenciatura en Música en Chile, el joven serenense, con tan solo 22 años, decidió tomar sus maletas rumbo a Polonia, donde continuó sus estudios y comenzó a conocer el circuito europeo de la música docta.
Al poco andar, Figueroa tuvo la oportunidad de integrar dos veces la “Orchestra of The Americas”, instancia que le valió para conocer músicos entusiasmados y de alto nivel. Asimismo, en EE.UU las circunstancias lo llevaron a formar parte del equipo de profesores invitados de la Universidad de Kutztown, la que visita con frecuencia desde el 2014.
Los estudios han trazado su trayectoria. Un Magister en Artes-Diplomacia Cultural y Música Internacional lo llevó a Escocia, lugar que también le permitió desarrollarse como compositor e instrumentista.
“Pienso que todo este camino de viajes ha sido fundamental para estar en el ‘spotlight’ de otras instituciones, personas y públicos. Yo he trabajado mucho para aprovechar esas oportunidades, siempre realizando nuevos proyectos y manteniéndome activo con el contrabajo”, comenta el músico chileno, contrabajista, director de orquesta y compositor.
Desde La Serena, cuando está pronto a embarcarse en un avión hacia Nueva York para participar en “Madera”, habla con la Dirección de Asuntos Culturales (DIRAC) sobre este espectáculo que une danza y música, y que tiene los paisajes desérticos de Chile como fuente de inspiración.
La participación del contrabajista en este evento contó con el apoyo de la Dirección de Asuntos Culturales (DIRAC) del Ministerio de Relaciones Exteriores, ya que ganó el Concurso DIRAC 2021- Línea Artistas.
¿A qué se debe el nombre Madera?
Madera me parece una palabra bastante palpable, pues al pensar en ella se puede sentir el olor, las vetas, la superficie, el color. Es una palabra muy sinestésica. Este espectáculo es muy íntimo, cuenta sólo con un pianista y yo, en el contrabajo, los cuales son instrumentos de madera y metal, una combinación de naturaleza versus tecnología, que es precisamente de lo que habla la obra. Gran parte de ella fue inspirada en el desierto chileno, donde se encontraban las grandes salitreras que hoy son esqueletos del pasado y donde uno ve esa combinación desgastada de la madera y el metal.
¿Y cómo siente esta puesta en escena vinculada a la danza?
He tenido la oportunidad de trabajar en artes escénicas, particularmente teatro y danza desde hace muchos años, por lo que me siento como en casa. Además, con la bailarina Amanda Treiber, el pianista Michael Scales y la bailarina Mónica Lima, compartimos una sensibilidad artística muy parecida, de aquellas que no se planifican, sino que surgen y ya. Se genera una relación muy interesante entre cuerpos que se mueven en un espacio y música que invisiblemente también se mueven en un espacio tanto físico como de conciencia, al ser escuchada.
¿Qué importancia tiene para ti esta performance junto al New York Theater Ballet?
Tiene importancia más que todo por la posibilidad de presentar obras propias y trabajarlas en conjunto con Amanda, Michael y Mónica. Es una suerte de conmemoración de tanto tiempo que vengo viajando e impartiendo clases, y dando conciertos en distintos lugares de EE.UU.. Así que, de alguna forma, ‘Madera’ es como una suerte de conmemoración de muchos años de amistad, de relaciones musicales y trabajo creativo que se empiezan a manifestar y dan proyecciones a futuro.
¿Cómo se lanza de contrabajista a la dirección orquestal?
He intentado llevar mi carrera musical de la forma más completa posible, primero por una inquietud filosófica. Como los músicos humanistas de siglos anteriores considero que la música para entenderla a cabalidad debe ser practicada desde todos los ángulos posibles, desde la composición, la teoría, la dirección, la gestión, en su relación con lo social, y lo que es vital, la práctica instrumental.
¿Y en el caso de la dirección, concretamente?
Para mí es tener la oportunidad de manejar los elementos musicales de una obra y entenderlos desde esa propuesta interpretativa que no sólo me considera a mí como músico, sino a muchos otros y otras. Desde allí, creo que se originan nuevas dimensiones de una misma obra musical. Siempre he pensado que la forma uni-disciplinaria en que estudiamos la música es uno de los grandes errores que trae consigo la nueva enseñanza. Siempre recuerdo la respuesta del compositor Leif Segerstam, quien al ser consultado cómo hace para componer más de 300 sinfonías, dirigir orquesta y tanta otra actividad, dijo: «el tiempo no existe».
¿Tienes en proyección presentaciones en Chile?
Siempre, aunque presentar “Madera” junto a mis colegas del New York Theater Ballet depende más de los apoyos e interés en Chile que de los míos. Si alguna institución, teatro u organización de danza nos extiende la invitación, nosotros estaremos felices y agradecidos de realizar ésta y muchas otras actividades en el país.
NOTA: “Madera” será presentada los 21 y 22 de noviembre a las 20.00 horas local (EST), en las dependencias del New York Theater Ballet. Información sobre las entradas: https://newyorktheatreballet.ticketleap.com/madera/
“Este espectáculo es muy íntimo”, dice Figueroa sobre “Madera”, la nueva apuesta del músico chileno en Nueva York