¿Qué tiene que ver la Constitución con un divorcio?…Parece cosa de locos y la mayoría pensaría sin duda lo mismo con justa razón. Sin embargo, si lo pensamos bien esta relación no es en realidad tan loca como parece, pues existen, auque no se crea, quienes están dispuestos a divorciarse primero y negociar las condiciones después, con la plena convicción de que van a obtener de todas maneras jugosos gananciales a su favor.
Quienes nos han dado un ejemplo magistral han sido justamente los ingleses que han hecho efectivo en el año 2016 el famoso “Brexit”, abreviatura y combinación de las palabras “Bretaña” y “exit” o salida del Reino Unido de la Comunidad Económica Europea, demostrándonos con ello que guiados por un lider carismático un pueblo puede llegar a dar un salto al vacío con la mitad de su población festejando y la otra mitad escéptica y desalentada.
En el caso de una pareja unida en matrimonio, o en una unión civil como puede ocurrir en la realidad, lo más probable es que el divorcio sea en definitiva la etapa final de un proceso de negociación entre las partes que defienden sus intereses para no resultar trasquilados al final del proceso. Es decir, se preocupan acusiosamente detalles de lo que va ocurrir después, en qué condición van a quedar no solamente en lo económico sino también como va a ser su relación en el futuro, con quien van a vivir los hijos, cual va a ser el régimen acordado para las visitas, así también como va a ser su relación con la familia ampliada y sus eventuales nuevos cónyuges.
Nada de eso parece haberles importado a los ingleses que aprobaron y dieron vida al famoso Brexit a través de un referéndum o plebiscito y que después de años de negociaciones con la Unión Europea todavía no han llegado hasta la actualidad a acuerdos que dejen satisfecha en plenitud a ambas partes. De modo que, aburridos de tantas negociaciones fracasadas, están a punto de dar el salto final e iniciar un proceso de divorcio definitivo, alejándose oficialmente de la comunidad que los había cobijado por décadas, dejando en suspenso lo que les depare el futuro de allí en adelante. Lo único claro para ellos es que continuarán viviendo en la incertidumbre propia de la persistente falta de acuerdos, a consecuencia de lo cual cada actor permanecerá a la espectativa, perturbándose inevitablemente tanto su desarrollo económico como social.
Ahora, ¿qué tiene que ver ello con la Constitución y en qué puede afectarnos?…Pues, muy simple: si en el plebiscito programado para el 25 de Octubre gana la opción “Apruebo” se producirá el mismo efecto que un divorcio: nos vamos a divorciar de la Constitución que nos ha regido y regulado nuestra vida política y social durante décadas y vamos a iniciar el mismo proceso en que se encuentran imbuidos los ingleses en este momento. Es decir, empezaremos también a negociar las condiciones de este divorcio, de cara a un futuro incierto en base a negocianes que pueden persistir hasta por tres años en que nuestro país permanecerá en un “estatus quo” a la espera de lo que se acuerde al final. Nadie se atreverá a tomar decisiones de peso debido al riesgo de que una nueva Constitución llegue a borrarlo de una plumada.
La gran incógnita al respecto no es solamente cuánto duraría este proceso sino si se realizará realmente en tranquilidad y sin riesgo para las instituciones y los ciudadanos que concurran a las urnas en medio del ambiente convulsionado que hemos estado viviendo desde hace meses. ¿Seremos capaces de serenarnos de una vez por todas y dejar de lado la violencia para poder entendernos como personas civilizadas que han sido capaces de llegar a acuerdos para recuperar la paz y la armonía social necesaria que legitime este proceso?…
Si ello no ocurre y no regresa la paz al corazón de cada uno de los conciudadanos el resultado puede llegar a ser lamentable, y en vez de representar un consenso producto de una reflexión responsable se puede transformar en un ente multifacético extremadamente difícil de integrar en un texto razonable y equilibrado que proporcione garantías para una sana convivencia social. Producto que no va a ser fácil de obtener dadas las múltiples aspiraciones que han surgido como un volcán en erupción que han aflorado en forma repentina y explosiva con evidente tendencia a una violencia que nace más del instinto y la emoción que del razonamiento reflexivo que la situación amerita. Todo aconseja que hasta que llegue el momento de la decisión, sea cual sea, permanezcamos lo más tranquilos y serenos que sea posible para que el proceso se realice en forma expedita y responsable, como también durante lo que a continuación vendrá.
Por Dr. GONZALO PETIT / Médico