Circulación costera, efectos biológicos y gestión territorial, las líneas de estudio científico que fija las áreas más viables para instalar desaladoras

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Análisis, que mide la extensa costa de la región de Coquimbo, viene desarrollándose hace más de un año y medio por profesionales del centro científico, y esta semana fue presentado Consejo Regional de Coquimbo. Contar con una solución para utilizar agua de mar ha tomado fuerza por la severa escasez hídrica de la zona.

Diferentes y permanentes han sido las instancias de trabajo a través de las que el Consejo Regional busca agilizar y proponer líneas de trabajo y acciones para responder con premura a la grave situación hídrica regional. Una de estas líneas de trabajo se desarrolló con el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), entidad a la que se le encomendó la misión de desarrollar un estudio para determinar las áreas en que la instalación de una planta desaladora tenga el menor impacto posible.

El estudio “Fundamentos Oceanográficos y Biológicos para la Planificación y Diseño de Plantas Desaladoras en Centro-Norte de Chile”, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) a través del Fondo de Investigación Estratégica en Sequía, involucró un año y medio de trabajo abordando tres ámbitos principales: Modelación de la circulación costera y experimentos de disolución de salmuera en localidades con plantas funcionando, como son Los Vilos y Chungungo, o en proyecto, en el caso de El Panul y Totoralillo Norte; la evaluación experimental de efectos biológicos de la salmuera en especies marinas de interés socioeconómico, como la macha, el loco, y el huiro; y gestión territorial asociada a la normativa ambiental de las plantas desaladoras.

Sobre los resultados, el Dr. Víctor Aguilera, investigador del Centro Científico CEAZA, detalló que “respecto de la circulación costera, la zona entre el norte de Los Vilos y Punta Lengua de Vaca es la que presenta las condiciones más favorables. La circulación costera tiene que ver con la velocidad de la corriente y el potencial de dispersar partículas como, por ejemplo, una pluma desaladora”.
Un área amplia que podría irse acotando, al sumar al análisis herramientas de planificación y otros antecedentes de relevancia para la instalación de este tipo de proyectos, como sería información precisa respecto de batimetría, es decir, la profundidad de la costa de Coquimbo, respecto de la que el investigador detalla que hay “un déficit de ese tipo de información para la zona costera y necesitamos tenerla para que la salida de estos modelos tenga mucho mayor grado de certeza”, indicó el coordinador del proyecto.
Se suma el hecho de que, si bien algunas zonas tienen importante circulación costera para la viabilidad de este tipo de plantas, “la concentración biológica en algunas zonas puede ser alta. Aquí el ideal es que la carga biológica sea baja y que la circulación sea alta”.
Haciendo eco de inquietudes ciudadanas, el proyecto contempló experimentos con organismos marinos valiosos desde el punto de vista socio productivo como las machas, el loco y el güiro. Si bien no hay efectos letales, sí se observan efectos que provocarían la no disponibilidad para su extracción.

Un insumo “importantísimo”

“Creo que con este insumo ya las certezas son bastantes. No debemos ahondar en más estudios referentes al tema y lo que necesitamos es que se lleve a cabo acción. Hoy estamos viviendo una situación de crisis hídrica en la que no tenemos agua para tomar, y que este abastecimiento va a estar en duda en las provincias de Limarí y Elqui, donde no está garantizado el consumo humano”, dijo el presidente de la Comisión de Aguas y recursos Hídricos del CORE, Cristian Rondanelli, tras la presentación del informe.
Rondanelli recordó que el cuerpo colegiado ha participado de distintas instancias y realizado sugerencias para enfrentar esta crisis, atendiendo en primera instancia al consumo humano, pero también en busca de apoyar al sector agrícola, “que también necesita certezas del recurso hídrico para que podamos generar inversión que mantenga desde los pequeños, pasando por los medianos y hasta los más grandes. Todos necesitan de nuestro apoyo, porque la agricultura es un pilar fundamental de nuestra economía regional. Por todo eso, este es un insumo tremendamente válido para que pasemos a la concreción de las obras”.
El consejero hace mención específica a las dos iniciativas para desarrollar plantas desaladoras multipropósito en la región, sobre las que la Ministra de Obras Públicas, Jessica López, hizo mención durante su visita a la región de hace unas semanas atrás.
Por otra parte, desde la comisión de Medio Ambiente del cuerpo colegiado, el consejero Pedro Valencia señaló que “si bien reconocemos la emergencia y la urgencia de contar con agua, también tenemos que pensar en las futuras generaciones. Por eso estamos contentos de lo que el CEAZA nos presenta, que es un insumo importantísimo que se tiene que cruzar con otros antecedentes, como es el tema de la planificación territorial, pero que dice mucho para considerar al momento de tomar una decisión”.

Actualmente CEAZA está en proceso de entregar a los resultados de esta investigación a entidades generadoras de políticas públicas, un proceso que comenzó con el Consejo Regional.

Como detalló Claudio Vásquez, Gerente Corporativo del Centro Científico CEAZA, “estamos en proceso de entregar los resultados de esta investigación a distintas entidades que son generadoras de políticas públicas como lo es el Consejo Regional de la Región de Coquimbo. Esperamos difundir esta información a otras agencias del Estado, instituciones privadas y a diversas organizaciones para las que pueda ser de importancia esta investigación. Como centro científico deseamos que esta información pueda ser utilizada para la toma de decisiones de proyectos regionales o nacionales ya es una herramienta de gran utilidad en términos de planificación y ordenamiento del territorio”.