Ejecutiva de la firma que controla el proyecto Línea Kimal-Lo Aguirre sostiene que los desafíos están en las grandes extensiones de territorio, asociado a hallazgos arqueológicos, la diversidad de fauna y flora, además la densidad poblacional de algunas regiones del país.
Durante el próximo año, la empresa Conexión Energía -controlada en partes iguales por Transelec, ISA y China Southern Power Grid- estaría en condiciones de ingresar el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto Kimal-Lo Aguirre, una iniciativa que busca transmitir 3.000 MW de energía limpia por un trazado de 1.352 kilómetros, a través de cinco regiones de Chile y 28 comunas, incluido parte del territorio de la región de Coquimbo.
Es sabido que Chile experimenta un crecimiento demográfico que incide en un mayor consumo de energía, y requerirá transportarla de manera eficiente. A esa necesidad, está el desafío de ser un país carbono neutral al 2050. En este contexto, el proyecto Kimal-Lo Aguirre se plantea para alcanzar la descarbonización, al incidir en la disminución del vertimiento de energías limpias que hoy se pierden. De cumplirse los plazos, su puesta en marcha sería el 2029.
Esta semana, Conexión Energía realizó una instancia de participación ciudadana anticipada en el Teatro Centenario, donde asistieron autoridades locales encabezadas por el delegado Presidencial, Rubén Quezada. En ese sentido, la apuesta es además recoger las opiniones de las comunidades y ONGs que puedan sentirse afectadas por el mega proyecto. Semanario Tiempo conversó con Carola Venegas, gerenta de Medio Ambiente, Comunidades y Asuntos Públicos de la empresa.
¿Cuál es la diferencia entre esta iniciativa con el actual sistema?
“El Estado de Chile identificó cuál era la infraestructura de transmisión que se requería, a largo plazo, para asegurar el suministro eléctrico. A la vez, esto debería cumplir una ambiciona meta que está descrita en la Ley Marco de Cambio Climático al año 2050, siendo carbono neutrales. Esto significa que nuestro sistema eléctrico no va a tener termoeléctricas, pero también que nuestro transporte podría ser eléctrico o sin emisiones, que la industria podría ocupar fuentes no fósiles”.
“Para poder cumplir este anhelo, tenemos que ocupar los recursos energéticos que cuenta nuestro país, y uno, sin duda, con muchas ventajas, está dado en el norte grande, donde tenemos la radiación solar más importante en el planeta, y que para poder aprovechar este recurso necesitamos líneas de transmisión que permitan transportar esta energía renovable, que además tiene bajos precios. Kimal es una localidad de la comuna de María Elena en la región de Antofagasta y Lo Aguirre está cercano a la comuna de Pudahuel. Conectar ambos polos es un tremendo desafío, y se ha establecido que éste sea el primer proyecto de corriente continua”.
“Hoy, todo el sistema de transmisión en Chile, incluso si nosotros queremos utilizar los enchufes, ocurren en corriente alterna. Esto porque en pequeños tramos es lo más eficiente. Sin embargo, para grandes distancias, la experiencia internacional como vemos en Brasil o en China, dice que es más conveniente hacerlo en corriente continua”.
¿Y cuáles son los beneficios?
“Primero no tenemos subestaciones entre medio, y además porque permite utilizar menos franjas de servidumbre, menos materiales, cables más delgados, entre otras ventajas. Y es por eso que este proyecto presenta enormes diferencias con respecto a los proyectos que estamos acostumbrados a ver. Otras ventajas que hemos querido imprimir al proyecto es la participación ciudadana anticipada. Nosotros, vamos a ingresar el 2023 nuestro Estudio de Impacto Ambiental (EIA), sin embargo, un año antes hemos puesto a disposición el proyecto a la comunidad, de sus dirigentes y las autoridades. De modo que vamos a levantar los comentarios de la comunidad, y así asegurarnos de llevar el proyecto con su mejor diseño para construcción.
Uno de los proyectos cuestionados fue Cardones-Polpaico, justamente por la instalación de antenas. ¿Cómo están viendo ese tema para no tener problemas en el proceso de tramitación ambiental?
“Uno de los elementos distintivos del proyecto vino desde el propio Ministerio de Energía en la medida que nos ponen requisitos técnicos, que nos dice, por ejemplo, cuánta energía debe transmitir el proyecto, que son estos 3.000 MW, sino que además nos pone altos estándares de sostenibilidad, cambio climático, de biodiversidad y participación ciudadana. A esto se suma la exigencia del Acuerdo de Escazú, y en la medida que hacemos este ejercicio de participación anticipada, podemos también anticipar los comentarios de la comunidad, e incorporarlos en el diseño del proyecto, y creemos que este elemento distintivo, puede hacer una diferencia en términos de evitar la potencialidad de conflicto que pueda tener el proyecto”.
¿Cuáles son los principales desafíos del proyecto?
“El proyecto se adjudicó en esta licitación internacional hace casi un año. En el mes de diciembre del año 2021. De inmediato la empresa contrató a los especialistas ambientales para que pudiéramos desarrollar todas las campañas en las cuatro estaciones del año. En ese sentido, estamos conscientes que nuestro proyecto está siendo desafiado por grandes extensiones de territorio que son muy diversas. Lo que encontramos en el norte de Chile, asociado a hallazgos arqueológicos, es muy distinto a lo que encontramos luego en la región de Coquimbo, donde tenemos el desafío, por ejemplo, con el Guayacán, o con lo que tenemos en la región de Valparaíso, en donde tenemos agricultura y es muy distinto a lo que tenemos en la región Metropolitana, donde ya nos encontramos con mayor densidad poblacional. Entre medio, tenemos atraviesos de ríos, hay distintos tipos de fauna y aves que están presentes en cada una de las regiones y hasta ahora, tenemos todo el levantamiento ambiental a lo largo de un año, y sabemos qué hay en cada uno de los territorios. Por lo tanto, nuestros desafíos tienen que ver con el diseño e ingeniería del proyecto, que se hace teniendo en cuenta estos hallazgos ambientales, tener el mejor diseño posible”.