Mercados como Colombia y México son de interés para este sector, junto con fortalecer las preferencias de los visitantes provenientes de Brasil y Estados Unidos. Ello a poco menos de un mes para que se realice “Coquimbo Vid 2024”, un evento de carácter internacional que reunirá a expertos del sector vitivinícola y abrirá espacios con activaciones culturales, gastronómicas, catas especializadas, degustaciones, entre otras.
Falta poco menos de un mes para que se realice -el 23 y 24 de octubre- la 1º Cumbre Latinoamericana de Enoturismo “Coquimbo Vid 2024”, un evento reunirá a exponentes del enoturismo, tanto a nivel nacional como internacional, con conferencias y actividades de expertos, además de espacios con activaciones culturales, gastronómicas, catas especializadas, degustaciones, concursos, entre otras. El objetivo: posicionar a Chile y a la región de Coquimbo como destinos privilegiados para el turismo en torno a las viñas y bodegas de vinos y piscos.
En ese contexto, la gerente del Programa Transforma Enoturismo Chile de Corfo, Alicia Ortiz, explica cómo la zona inició el desafío de organizar esta actividad, donde más de 20 viñas regionales, nacionales e internacionales exhibirán sus mejores productos.
“El programa Enoturismo Chile buscó destacar la importancia de la actividad enoturística para el país como una forma de promover la importancia del vino en Chile y en el mundo, porque somos el cuarto país exportador”, dice.
¿Cuál es la relevancia de la actividad enoturística para el país?
“Hay un crecimiento sostenido en la industria en Chile. Uno de los grandes valores diferenciales, de productos, de expresión de las distintas cepas, en distintos territorios. Entonces, efectivamente el vino es un producto muy valorado internacionalmente. Así, el área de turismo de las viñas tiene una gran responsabilidad no solo para acercar un espacio para el conocimiento del vino y las ventas, sino también para la integración con otras áreas turísticas del territorio”.
¿Qué avances han podido realizar con este programa?
“Ya llevamos seis años, y lo importante es coordinar en esta estrategia a todos los actores del turismo y del vino -que no trabajaban juntos- y a aquellos del territorio, a las empresas, servicios, entre otros. En todos estos años, el turismo del vino se ha ido posicionando, partimos con 92 viñas a más de 200. Y Coquimbo, y otras (regiones) que estaban en vías de desarrollo, han tenido un aumento de empresas, competitividad, posicionamiento e interés que el turismo del vino se transforme en un mecanismo para agregar valor y conocimiento de la región, y generar una actividad económica que sea virtuosa”.
¿Por qué este certamen se realizará en Coquimbo?
“En Coquimbo dijimos qué más podemos hacer para que haya mayor asociatividad. Hagamos algo que convoque y nos represente como Latinoamérica, y así se empezó a gestar la idea de hacer una cumbre. Invitamos a la CRDP (Corporación Regional de Desarrollo Productivo), El Gobierno Regional, Corfo estuvo disponible, había un fondo. Hemos puesto todos nuestros contactos y herramientas para facilitar que la oferta regional se difunda y sea el epicentro de enoturismo latinoamericano. Y por qué Coquimbo, porque Coquimbo tomó el desafío”.
¿Quiénes son los que consumen experiencias enoturísticas?
“Son las urbes y la gente que viven en las ciudades. Hay un perfil de turistas que van desde los 30 a los 60 años (y más) que visitan por interés y curiosidad. El vino es un producto que hay que generar una cultura asociada al buen beber, siempre está la comida y el agua. Y uno de los grandes desafíos, como programa, fue que más chilenos visitaran las viñas. Cuando comenzamos, un 70% de las visitas eran internacionales y solo un 30% nacionales”.
¿Y en el contexto internacional?
“Brasil siempre ha sido relevante en términos de visitas para enoturismo, también el estadounidense y el resto del mundo. El enoturismo está relacionado donde Chile exporta sus productos. Hay una complementariedad de esfuerzos. El mercado brasileño es muy importante para Chile, no solamente para la venta del vino chileno, porque es muy reconocido. En otros mercados también hay interés, como México y Colombia, para efectos de vino y de turismo”.
¿Existe evolución en las experiencias enoturísticas?
“Las visitas se basan en las viñas, el proceso productivo, de embotellado y etiquetado, y luego terminan conociendo el portafolio de productos o tiendas. Pero este tipo de formato ha ido cambiando, porque ese turista gusta de utilizar bien su tiempo de ocio, quiere llevarse historias que contar, como la historia del vino, o del productor y del por qué está haciendo vino. Y uno tiene que estar preparado para enganchar a ese turista con otras cosas que no sean tan técnicas. Y el turista le gusta participar del entorno, mirar las estrellas con vinos, por ejemplo acá, y los vinos también súper singulares en la región de Coquimbo. Del proceso de producción del vino, pasó a experiencias gastronómicas, o los procesos de manejo agrícola, y se visten y podan, o cosechan, entre otras”.