Durante la última década, la empresa ha destinado $57 mil millones en inversiones para asegurar la continuidad del suministro. Y pese a que la temporada estival está asegurado el recurso para el consumo humano, si el próximo invierno se mantiene una situación de precipitaciones como las que se experimentó este año, “la situación efectivamente puede cambiar”.
Las duras condiciones hídricas de la región de Coquimbo tienen en alerta a la empresa Aguas del Valle por un eventual racionamiento de agua potable para el consumo humano el próximo año. La empresa confirmó que ese escenario restrictivo se daría el 2024, especialmente en caso de agotarse el recurso en los embalses y no existir precipitaciones. El gerente Regional Andrés Nazer, explicó que, para satisfacer la demanda, Aguas del Valle ha destinado unos $57 mil millones para dar continuidad del servicio. Este año, los recursos llegan a $8 mil millones en obras, especialmente para la habilitación de 11 pozos. “Estamos pasando por un periodo de sequía muy intenso, que nos ha obligado a generar un sinnúmero de formas para poder ir consiguiendo el recurso necesario para enfrentar el crecimiento de la ciudad en todo este tiempo y, en particular, en los periodos de mayor demanda, que son estas fechas de septiembre, como también en el verano”, dijo. HORIZONTE Nazer explicó que las aguas superficiales están disminuyendo fuertemente. En los embalses, el panorama tampoco es mejor, pues, en promedio, se encuentran en un 12% de su capacidad. La lluvia, en tanto, tiene un déficit “muy alto”, ya que en la zona de Elqui existe una disminución del 90%; en Limarí, del 80% y en la zona del Choapa, del orden del 76%. “Nieve en la cordillera no hay. Las condiciones están muy extremas, las aguas superficiales están disminuyendo sus niveles dinámicos y freáticos por esta sequía”, aseguró. “Podría haber racionamiento, sin duda. Se viene todo el periodo nuevamente de riego, por lo tanto, el agua se está acabando. Y si eso aumenta a niveles críticos en que ya se empiezan a agotar estas fuentes, el riesgo de racionamiento es una realidad que puede pasar”, subrayó.
A juicio del ejecutivo, la región de Coquimbo está atravesando por una fase de desertificación, similar a las regiones de Atacama y Antofagasta. Y aunque el abastecimiento de la próxima temporada estival está asegurado, si el próximo invierno se mantiene una situación de precipitaciones como las que se experimentó este año, “la situación efectivamente puede cambiar”.
“La situación está compleja. No llovió este año, a pesar que todos los expertos en meteorología anunciaban que iba a haber fuertes precipitaciones y lo comparaban con los años 1990 y entre el 2005 y el 2010, sin embargo, este ha sido uno de los años más secos que hemos vivido en el último tiempo”, mencionó.
TRABAJO CONJUNTO
La empresa ha estado trabajando con las juntas de vigilancias de los cauces, generando convenios para que el agua de los embalses que está quedando pueda ser usada de forma racional, de tal manera que permita prolongar una situación de racionamiento. “Pero si no hay lluvia, esa agua se va a acabar sí o sí, y en ese escenario el racionamiento es una realidad”, precisó.
En ese sentido, apeló a enfrentar la sequía de una manera conjunta, con una adecuada coordinación y voluntad que apunten hacia una misma dirección entre todos los actores, ya sea públicos y privados.
“La autoridad, Aguas del Valle, no vamos a resolver el problema por sí mismos si no lo hacemos mediante un trabajo coordinado, de manera que podamos ir definiendo las inversiones, cuáles van a ser los procesos en el futuro”, sentenció.