El dispositivo permitió ampliar la oferta de camas críticas del Hospital San Juan de Dios y retomar -paulatinamente- las intervenciones quirúrgicas. De acuerdo al director (s) del nosocomio serenense, Iván Marín, el 31 de julio estarían habilitadas parte de las unidades requeridas.
Consultado por Semanario Tiempo, el director (S) del Hospital de La Serena, Iván Marín, sostuvo que el reconocido hospital modular, clave para normalizar la atención de pacientes durante la etapa más dura de la pandemia, y que se aloja en una de las explanadas del Estadio La Portada, podría dejar de funcionar el próximo 31 de agosto.
Para ello, el recinto asistencial de la capital regional está buscando mecanismos para no perjudicar la continuidad de la atención, con la implementación de 40 camas para los distintos servicios, especialmente en la hospitalización. “Lo importante es que ya tenemos un plan que está en desarrollo. Estamos habilitando 24 camas y (tenemos) por licitar 16 más, y eso va a permitir que va a tener una continuidad en la atención de los pacientes”, sostuvo a este medio el directivo.
La primera etapa para la entrega de las unidades está proyectada para el 31 de julio. Y confirmó. “el hospital modular tiene fecha, al menos, hasta el 31 de agosto que esté con nosotros”.
Más de 80 trabajadores de la salud brindan atención en este anhelado establecimiento que, en la fase más extrema de la emergencia sanitaria, incluso estuvo en duda su llegada a la región de Coquimbo, debido a la exigencia de los servicios clínicos que se requerían las distintas ciudades del país. Por ese entonces, la zona no solo contaba con menor cantidad de camas por cada 100 mil habitantes en todo Chile, sino por la evidente saturación de la red asistencial local por la demanda que generaba el Coronavirus.
El dispositivo de campaña, con 100 camas y 10 módulos de hospitalización, recibía a pacientes libres de Coronavirus, dejando en el Hospital de La Serena las atenciones de personas que padecían del letal virus. Ello, permitía, ese entonces, ampliar la oferta de camas críticas del establecimiento y retomar -paulatinamente- las intervenciones quirúrgicas.
Su armado demandó 35 trabajadores y el espacio tiene una superficie de 1.460 metros cuadrados, cuya inversión para su puesta en marcha se estimó en 2.600 millones de pesos. La empresa a cargo, la canadiense Weatherhaven, ya había instalado cuatro hospitales modulares durante la emergencia en Chile, dos en Santiago, uno en Limache y otro en Concepción.
Este centro de salud, de acuerdo a la calificación sanitaria de la ONU, es un recinto Nivel 2(+), debido a que su diseño contempla la habilitación de camas de hospitalización, áreas médicas y de apoyo, tales como farmacia, espacios para los trabajadores, lavandería, entre otros.
Su infraestructura posee zonas rígidas y otras más ligeras de PVC de alta resistencia, que puede soportar agua, humedad y fuego. Además, es una construcción autónoma, ya que no requiere redes de apoyo para su funcionamiento. En él, se encuentran médicos, enfermeras, kinesiólogos, técnicos en enfermería, personal administrativo y auxiliares.