El 30% de las personas que vienen en estas naves de lujo consumen productos turísticos en la zona, principalmente vinos, pisco y artesanías en base a lapislázuli, y recorren distintos puntos de Coquimbo y La Serena durante las horas que tiene prevista la detención.
Balmoral, Insignia y Aurora son los nombres de cada uno de los cruceros que llegaron al puerto de Coquimbo durante la última semana. A la fecha, 15 embarcaciones de este tipo han recalado en la única terminal marítima de la región, de las 22 naves que contempla la temporada 2022-2023.
Un crecimiento fuerte del sector post pandemia, puesto que en la temporada pasada solo una nave atracó en la ciudad puerto. Pero este periodo, 16.426 personas, entre pasajeros y tripulantes, arribaron a Coquimbo, esto es el 60% del total previsto.
El puerto de Coquimbo se encuentra inscrito en dos rutas. La primera es la oferta de destinos de cruceros “Costa Oeste”, que nace en Miami (Estados Unidos), cruza el Canal de Panamá para acceder al Pacífico, y se detiene por distintos recintos antes de llegar al Callao (Perú), el último puerto antes de ingresar a Chile. El otro circuito es “Cono Sur (Patagonia)” que corre por el Atlántico, antes de llegar a Ushuaia, y acceder a Chile por Punta Arenas.
Julio Vallejos, gerente General de la Empresa Portuaria Coquimbo (EPCO), plantea que la temporada se ha estado desarrollando según lo programado y sin contratiempos para los cruceristas. “Por nuestra parte mantenemos la coordinación, con los Servicios Públicos y de seguridad para entregar el mejor servicio a los pasajeros”, agrega.
Generalmente, los viajes en los cruceros se agendan con al menos un año o dos años de anticipación, y cada temporada trae un mínimo 16 naves. Cada “crucerista” destina unos US$100 al pisar suelo en la región de Coquimbo.
El 30% de los pasajeros de estas naves de lujo consumen productos turísticos en la zona, principalmente vinos, pisco y artesanías en base a lapislázuli. Incluso, parte de la tripulación que trabaja en los cruceros también genera gasto.
“La llegada de un crucero no solo es un impulso a un área específica de la actividad turística, sino que activa a diversos servicios públicos que reciben a los pasajeros y tripulantes de estas embarcaciones, tales como PDI, Aduanas, Carabineros, SAG, Sernatur, entre otras, además de toda una la cadena de proveedores de servicios que acompañan a sus pasajeros”, sostiene la directora de Sernatur Coquimbo, Angélica Funes.
Los pasajeros recorren distintos puntos de Coquimbo y La Serena durante las horas que tiene prevista la detención en el puerto. Entre ellos, el Pueblito de Peñuelas, la avenida Costanera, La Herradura, el Cementerio Inglés, en la ciudad puerto. Mientras que La Recova, el Faro Monumental, la avenida del Mar y los ejes de las calles Cordovez y Pedro Pablo Muñoz, en el casco histórico de La Serena, son los destinos en la capital regional.
“Y el mercado es potente para Coquimbo, pues se generan divisas cada 60 minutos, ya que son turistas que no están más de cinco a seis horas en el destino. Una vez llegados, los pasajeros realizan programas de viajes que se tienen contratados con anterioridad, con tour operadores locales que los llevan incluso a los valles de Elqui y Limarí”, culminó Funes.
Última embarcación está proyectada para el 10 de abril, cuando la nave Roald Amunsen atraque en el puerto, con 450 pasajeros y 150 tripulantes.