Mayores asignaciones directas se realizaron al sector privado y proyectos FIC-Fomento Productivo, pero también a iniciativas regionales locales y al programa de saneamiento sanitario. Consejeros regionales instaron por una mayor planificación para este periodo.
Al mes de agosto del año pasado, el Gobierno Regional de Coquimbo promediaba un ritmo de ejecución presupuestaria promedio en torno al 4% mensual, para obras y proyectos sociales, que contemplaba un marco superior a los $64 mil millones.
Las críticas a la gobernadora Regional Krist Naranjo fueron una constante prácticamente durante todo el ejercicio anterior, incluso algunos consejeros preveían que solo un “milagro” podía acelerar el gasto. Sin embargo, el 17 de enero de este año, el Gobierno Regional sorprendió al anunciar que lograba una ejecución presupuestaria llegaba al 95%, es decir unos $60.656 millones, adelantándose incluso a las cifras que entrega la Subsecretaría de Desarrollo Regional (SUBDERE).
Este último organismo liberó el balance final de la ejecución presupuestaria de los Gobiernos regionales donde se confirman las cifras informadas por la gobernadora Naranjo, sin embargo, se desprende que, de la glosa total, un 48,7% fue transferencia directa de capital, equivalente a los $29.573 millones.
Las mayores asignaciones se realizaron al sector privado, proyectos FIC-Fomento Productivo, pero también a iniciativas regionales locales y al programa de saneamiento sanitario (ver tabla).
Por ello, los consejeros regionales instaron por una mayor planificación para este periodo, debido a que el análisis de las iniciativas no fue la más adecuada para evitar perder recursos este año. Para Tatiana Castillo, presidenta de la Comisión de Fomento del CORE, la situación lamentable es haberse enterado por la prensa y no directamente por la Gobernadora (Naranjo). “Tenemos trabajo que quedó pendiente, pero se sacó de los arrastres de los proyectos, inclusive algunos venían desde el 2014”, dijo.
Para la consejera Tatiana Cortés, presidenta de la Comisión de Educación y Cultura, si bien se valora haber alcanzado ese nivel de ejecución, se aprobaron los proyectos “casi de forma obligatoria”, sin tener el tiempo suficiente para investigarlos. “Eso va produciendo desconfianza y resquemores, y que no es sano para ninguna administración”, agregó.
Wladimir Pleticosic, consejero regional de Limarí, sostuvo que el análisis que hay que hacer es cómo llegamos a ese número, pues “tuvimos que trabajar con presión, aprobando una cantidad de iniciativas, en los últimos dos trimestres, donde si se hizo un gasto importante, y entendemos que esto se tiene que hacer de manera planificada y organizada, con equidad territorial, y dónde se van a poner los énfasis”.
Javier Vega, presidente de la Comisión de Presupuesto del Consejo Regional, aseguró que la hubo una gran cantidad de fondos que se traspasaron a distintos sectores, lo que “no habla de una ejecución real, sino de una transferencia de recursos que logró obtener este 95% de ejecución”.