Un tercio de los escolares en Chile falta un mes o más a clases durante todo el año escolar, dando cuenta de un ausentismo crónico que afecta tanto su aprendizaje como su desarrollo psicosocial.
Es fin de año y el clima empieza a mejorar. Pero a pesar de lo que se cree a nivel generalizado, la asistencia escolar llega a su peor nivel, con un promedio histórico de 89% en el mes de diciembre.
Y en este lamentable ranking, Coquimbo se convierte en la novena región del país con mayor índice de inasistencia, alcanzando un porcentaje de 32,5%.
Asistir a clases es fundamental para el desarrollo y bienestar de los estudiantes. Así lo demostró la suspensión de clases presenciales como consecuencia de la pandemia producida por el Covid 19, que no solo generó un importante rezago en términos de cobertura curricular, sino que también serios daños en el ámbito socioemocional de los y las estudiantes.
Sin embargo, el problema del ausentismo en nuestro país es serio. Hasta el año 2019, históricamente uno de cada tres estudiantes faltaba al menos un mes a clases al año. “La situación por supuesto que se agudizó a partir de 2020, pero antes del Covid ya teníamos tasas alarmantes de ausentismo escolar crónico”, señala Rebeca Molina, directora ejecutiva de Fundación Educacional Presente.
Se considera ausentismo crónico cuando un/a estudiante falta un 10% o más de los días escolares del año. En Chile, esto equivale a perder alrededor de 20 días de clases -un mes- al año. Y si llevamos esta cifra a 10 años de escolaridad, por ejemplo, de primero básico a segundo medio, estamos hablando de que un/a estudiante con ausentismo crónico recurrente puede llegar a perder hasta 10 meses de clases, lo que equivale a un año completo de colegio.
FIN DE AÑO
De acuerdo a un análisis de datos de asistencia realizado por la Fundación Educacional Presente en el trienio 2017 a 2019, diciembre sería el mes de clases que más suelen faltar los escolares, superando incluso las ausencias de los meses de invierno.
Y la región de Coquimbo no se diferencia de dicha realidad, ya que diciembre también es el mes donde se alcanza una menor asistencia escolar, llegando a un 90%.
La Fundación Educacional Presente asesora a establecimientos escolares a lo largo de todo el país, apoyándoles para sensibilizar a la comunidad para que comprenda la relevancia que tiene la asistencia en el bienestar actual y desarrollo futuro de los estudiantes.
Su directora ejecutiva, Rebeca Molina, sostiene que los casi 10 años que la Fundación ha dedicado a estudiar el fenómeno de la asistencia y acompañar establecimientos, los han llevado al convencimiento de que una de las principales casusas del ausentismo es el desconocimiento de su real importancia. “Reconocemos que hay un importante número de estudiantes que falta a clases porque enfrentan barreras o sufren situaciones que generan aversión. Pero los propios profesores y apoderados nos reportan que la falta de valoración por la escuela sería una de las principales causas del ausentismo”.
Según una encuesta realizada este año por la Fundación a más de 4 mil estudiantes y 6 mil apoderados de establecimientos escolares públicos y subvencionados, más de la mitad de los escolares (52%) y un 44% de los apoderados piensa que asistir a clases no influye en lo que niños, niñas y jóvenes quieren lograr en la vida.
A esto se suma el que, según el seguimiento de asistencia realizado por la Fundación en 2022 a 13 mil estudiantes de diversas dependencias, se observa que los días viernes son sistemáticamente los días que presentan menor asistencia a clases, en todas las dependencias y niveles escolares.
Según Molina, estos datos dan luces de por qué la asistencia disminuye en los meses de noviembre y diciembre, aun cuando mejora el clima y disminuyen las enfermedades. “En esta etapa, muchas familias dan por terminado el año y sienten que no vale la pena asistir porque ya saben si pasaron o no de curso. Pero la verdad es que aún quedan semanas clave para el aprendizaje y desarrollo de los estudiantes. Es fundamental que como sistema escolar logremos experiencias significativas para los estudiantes hasta el último día, y que seamos capaces de transmitir la importancia de esta etapa a las familias. No olvidemos que estamos formando para la vida, y no para la prueba de cierre de semestre”.