Pueblos originarios y medioambiente, las razones para poner término anticipado a la evaluación de la desaladora de Aguas del Valle

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Informe elaborado por la consultora Jaime Illanes & Asociados, con experiencia en instrumentos de ingreso al SEIA, sufrió reparos, tras observaciones de los Órganos de la Administración del Estado con Competencia Ambiental (OAECAs) por la presencia del lucumillo, pero las quejas más significativas fueron por la presencia de comunidades indígenas aledañas al sector El panul.

Fue un segundo traspié. La significancia del único proyecto para construir una planta desaladora que alimente de agua a la población de las ciudades de La Serena y Coquimbo, en medio de la grave escasez hídrica de la IV Región, fue tema que no solo para su proponente, la sanitaria Aguas del Valle, sino para autoridades preocupadas por el aseguramiento del recurso para las personas, que antes de las lluvias de principios de julio, creían que podría llevar al racionamiento en los hogares.
Se trataba de una iniciativa de US$181 millones, que la empresa tenía proyectada para habilitarse con obras y actividades en el sector de El Panul de Coquimbo. Sin embargo, la autoridad ambiental decidió retirarlo de evaluación en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), argumentando reparos por factores medioambientales, pero sobre todo por las observaciones a la presencia de comunidades indígenas.

El primer inconveniente que enfrentó la sanitaria fue por quejas por la incompatibilidad con los instrumentos de planificación territorial. Sin embargo, Aguas del Valle ingresaba la iniciativa con carácter de urgente, ya que “la zona central de Chile vive una de las sequías más intensas de las que se tenga registro en la historia del país. Se observan déficit sostenidos por más de 13 años en el agua caída, nieve acumulada y aumento de las temperaturas”.

Avalado por años de estudios e instancias de participación ciudadana anticipada, en su segunda arremetida, la empresa presentaba nuevamente un Estudio de Impacto Ambiental elaborado por la consultora Jaime Illanes & Asociados, con experiencia en gestión ambiental e instrumentos de ingreso al SEIA. Justamente, esa es una de las líneas de negocio de la consultora que contiene expertise en Consultas de Pertinencia; levantamientos ambientales y elaboración de líneas de base; análisis ambiental-territorial para emplazamiento de proyectos; evaluación y asesoría ambiental estratégica, opinión y análisis de Factibilidad Ambiental, tramitación de permisos sectoriales, entre otras.
Pero, tras haber sido admitido a calificación, los distintos Órganos de la Administración del Estado con Competencia Ambiental (OAECAs) comenzaron a evaluar técnicamente el proyecto, en donde 16 organismos presentaron sus pronunciamientos con observaciones, y solo dos, el Gobierno Regional y la secretaría regional de Vivienda y Urbanismo, se manifestaron “conformes”.

A los duros reparos del Ministerio del Medio Ambiente y la cartera de Agricultura por observaciones a que en la zona de emplazamiento se ubican importantes poblaciones de lucumillo, especie en categoría de conservación, “el titular no presentó los antecedentes necesarios para evaluar y determinar que no existe un impacto negativo en el desarrollo del proyecto”.
Pero la directora regional del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), Claudia Martínez, fue más categórica, cuando mencionó que Aguas del Valle no mostró los antecedentes necesarios que permitan identificar debidamente si el proyecto genera o presenta efectos, características y circunstancias correspondientes a “reasentamiento de comunidades humanas, o alteración significativa de los sistemas de vida y costumbres de grupos humanos”.
“Revisados los antecedentes presentados, el titular reconoce la existencia en el área de influencia del proyecto, de un Grupo Humano Perteneciente a Pueblo Indígena (GHPPI), asociado específicamente al Pueblo Diaguita”, dijo Martínez, mención que sólo indica el origen de éstos y su calidad jurídica como comunidad indígena, pero no exhibe información que permita determinar la dinámica organizacional del GHPPI, aspectos tales como su estructura social y organizacional, su estructura económica, aspectos esenciales para determinar adecuadamente los impactos y su significancia, en cuando a la duración y/o magnitud de la alteración en sus formas de organización social en particular.

Incluso, el SEA de la región de Coquimbo, se contactó y realizó una reunión con el GHPPI “Agrupación Diaguita Caohiri”, que se encuentra en el área de influencia del proyecto. Esta reunión se llevó a cabo el día 25 de julio de 2022, a las 09:30 horas, en el sector Ensenada de Panul. En dicha cita constató lo siguiente: los integrantes de la comunidad realizan recolección de hierbas medicinales, que deriva en una actividad económica y para autoconsumo del grupo; además realizan extracción de recursos marinos: lapa, peje sapo, erizo y otros recursos, y en su entorno efectúan ceremonias en fechas tales como año nuevo o solsticio de invierno, también rogativas de distintas causas, por ejemplo, visitas de familiares o amigos u otras comunidades indígenas, ceremonias espirituales de agradecimiento, rogativas por la salud de alguien.
“Estas ceremonias tienen una conexión importante con su cosmovisión, por lo que es muy significativo el sector y el o los lugares donde se realizan. La Cosmovisión involucra todas las actividades que realizan como agrupación, su convivencia con el medio ambiente, sus creencias, ritos, entre otros”, argumenta el SEA.

Otros aspectos refieren a la línea de base arqueológica terrestre, que, a juicio del evaluador, “se encuentra incompleta”. Esto por falta información que permita determinar el real impacto que causarán sobre el patrimonio cultural arqueológico por las obras en el área de influencia (AI) del proyecto. En el documento se indica que “como resultado de la inspección visual realizada, se recorrió casi la totalidad del AI, descontando únicamente los espacios que forman parte del AI que quedaban por sobre la autopista Panamericana 5 Norte, y sectores privados a los que no se logró tener acceso”. Sin embargo, el titular no señala a qué lugares fueron, dónde se ubican y el porcentaje faltante de sectores que quedaron sin prospectar, por lo que se solicitó aclarar esta información y completar la línea de base, pues ésta debe abarcar el 100% del proyecto.
“La revisión de antecedentes del área presentada es deficiente, considerando la importancia arqueológica de la zona y la gran cantidad de estudios que se han desarrollado en el ámbito costero de la región de Coquimbo desde hace más de 50 años”, esgrimió el SEA.

En ese punto, la línea de base presentada no expone los antecedentes existentes para el área específica del proyecto, para la cual, según el SEA, se cuenta con publicaciones desde hace mucho tiempo, en la década del 60’ ya se reporta la existencia de un bloque con arte rupestre, que presentaba figuras antropomorfas pintadas de color rojo.
A estos antecedentes se suma que el Consejo de Monumentos Nacionales cuenta con información previa sobre cuatro sitios arqueológicos existentes en el sector de El Panul.