¿Y después, qué?

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Por Anna María Vandini
Académica U.C.N.

Y después del coronavirus ¿qué? Muchos países lo han visto y comprobado: después del coronavirus, ya no va a ser posible continuar como antes, el sistema de vida que hemos tenido ha demostrado con creces ser bueno para algunos, pero para muchos también es un purgatorio o peor aún un verdadero infierno, y para la naturaleza, una guerra sin tregua. Hemos comprobado también que lo que nos está salvando no es la competencia, sino la cooperación; no es el individualismo, sino la interdependencia de todos con todos.
En estos días, que no acaban nunca! estamos descubriendo que el valor supremo es la vida, no la acumulación de bienes materiales. Las maquinarias bélicas, de cualquier tipo, que han demostrado ser capaces de destruir varias veces la vida en la Tierra, han demostrado ser ridículas, frente a un enemigo microscópico invisible que amenaza a toda la humanidad y a la Tierra misma.
Sabemos también que este virus tan amenazador proviene de la naturaleza, ahora bien, el aislamiento social al cual nos vemos obligados nos ofrece la oportunidad de preguntarnos una vez más: ¿cómo ha sido y cómo debe ser nuestra relación con la naturaleza y, más en general, con la Tierra como Casa Común? Frente a este poderoso enemigo la medicina y la técnica, aunque muy necesarias, no son suficientes. Su función es atacar al virus hasta exterminarlo. Pero si nosotros continuamos atacando a la Tierra que es un “ser vivo, que es nuestro hogar, con una comunidad de vida única”, como dice la Carta de la Tierra, ella contraatacará de nuevo con más pandemias letales, hasta que nos extermine.

Al escuchar las noticias nos damos cuenta que, a pesar de la tragedia que vive hoy la humanidad y de todas las advertencias que recibimos, parte de ésta y en especial de algunos responsables de los pueblos no quieren entender que estamos a las puertas de un desastre aún más letal del que vivimos hoy. Es verdad que hasta ahora no nos sentíamos parte de la naturaleza ni tampoco como su parte consciente. Nuestra relación no ha sido la relación que se tiene con un ser vivo, que tiene valor en sí mismo y debe ser respetado, más bien hemos explotado la naturaleza según nuestra comodidad y enriquecimiento.

Hoy en plena pandemia se sigue explotando la Tierra violentamente, hasta el punto de que el 60% de los suelos han sido erosionados, en la misma proporción los bosques húmedos, y causamos una asombrosa devastación de especies, entre 70-100 mil al año. De seguir esta ruta vamos al encuentro de nuestra propia desaparición. Pero aún hay tiempo! Y cada uno de nosotros puede aportar su granito de arena.