Las aprensiones apuntan a la eventual necesidad de profesionales para la atención en las camas de las unidades críticas de los hospitales, reforzar las prestaciones adicionales para abordar los nuevos casos de contagios y acelerar el proceso de vacunación.
La reducción presupuestaria, luego del término del Estado de Excepción Constitucional por la emergencia sanitaria del Coronavirus gatilló en la desvinculación de 403 funcionarios de la salud, contratados exclusivamente por la pandemia.
Si bien, en la actualidad más de 900 funcionarios siguen trabajando en los hospitales para apoyar las áreas más críticas y así entregar una atención más oportuna, los despidos preocupan a los expertos, en medio de un alza en los contagios diarios de la enfermedad.
Fernando Carvajal, epidemiólogo, académico de la Universidad Católica del Norte (UCN) y vicepresidente del Colegio Médico-La Serena, sostiene que la inquietud radica en saber cuál será la respuesta en caso de existir un aumento en la demanda asistencial, especialmente en la atención oportuna en las camas de las unidades críticas de los hospitales.
“Recordemos que en la región había solamente 22 camas (críticas) y se lograron mantener casi 60. En el peor momento de la pandemia se llegaron a 144 unidades, prácticamente tres veces lo que actualmente está. Entonces, cuando uno ve que los casos están aumentando de forma acelerada, podría efectuarse una diferencia porque un porcentaje importante de la población no está vacunada, y eso, en teoría, podría aumentar el número de camas críticas”, sostiene.
Dicha aprensión, asegura, se ha manifestado a las autoridades, pero también emplaza a la población a asumir “un grado” de responsabilidad a completar los esquemas de inoculación, pues la inmunidad de la vacuna tiene un periodo limitado, entre los seis a ocho meses.
Y advierte que el cuidado de pacientes Covid involucra una serie de funciones adicionales para abordar los casos, tales como la alimentación, movilización, y otras actividades esenciales, de la atención directa, las unidades de apoyo, laboratorio y estadísticas.
Paola Salas, epidemióloga Universidad de La Serena (ULS), piensa que el aumento de casos involucra disponer de una mayor cantidad de personas, pues el escenario de transmisión es equivalente al de fines del año pasado, donde existían tasas de 90 casos diarios.
Los funcionarios contratados colaboraron en la complejización de camas, la atención domiciliaria, la implementación de la red de laboratorios de biología molecular, entre otras acciones. Para Salas, el personal podría asumir otra función e insertarse directamente al programa de vacunación.
“Cuando uno analiza los casos de personas con la tercera dosis en la región, menos de la mitad de la población la que ha cumplido con ponerse el refuerzo. Y eso es muy perjudicial, porque significa que está en riesgo de hacer la enfermedad por el Coronavirus”, comenta.