Relatan que les escriben desde Chile para ver cómo pueden obtener el brebaje que producen, y además dan sus opiniones respecto a la Denominación de Origen. “El peruano es cerrado incluso se enojan y nos mandan documentos. Diferente es el chileno, que tiene más visión comercial, de hecho, nos escriben mucho y nos piden el producto”.
“La primera destilación se realiza en alambique donde se encuentran todos los aromas y sabores de la fermentación. En la segunda, se separan cabezas y colas, donde se obtiene un destilado puro y se consigue balancear la calidad aromática y frescura en boca”. Por la doble destilación y al leer las primeras líneas de este artículo usted podría pensar que se trata de una descripción de un Pisco, elaborado en la zona de Denominación de Origen, entre Atacama y Coquimbo, o quizá el mismo producto, emblema de Perú.
Sin embargo, corresponde a las características de “Pisco Calavera”, emprendimiento de Natalia Pizarro y Laura Farés, dos amigas de la provincia de Mendoza (Argentina) y compañeras de una empresa de publicidad, especializadas ambas en marketing, que accedieron a conversar con Semanario Tiempo sobre el destilado que producen. Si en 2017 elaboraban 1.400 botellas, hoy ya se empinan en las 10 mil unidades.
Cuentan que de vez en cuando vienen a Chile por la cercanía al igual que sus compatriotas aprovechando las playas de este país. Y en casa ocasión consumen el brebaje, en forma de sour.
“Pisco Calavera” nació luego de una pequeña crisis vitivinícola en Mendoza por exceso de uvas blancas, donde el Gobierno tuvo que intervenir comprando la fruta. Natalia fue quién llegó con la idea, que se forjó con incipientes charlas de oficina, hasta que las mendocinas se metieron por completo en el proyecto.
“Empezamos a hacer una investigación en los destilados y a profundizar en el mundo del destilado. Y la pregunta también fue por qué Argentina, siendo un país vitivinícola no tiene pisco. Entramos en un terreno de la rivalidad por la Denominación de Origen y la disputa entre Chile y Perú, y averiguando llegamos a la conclusión que Argentina permite la elaboración de Pisco y no estamos delimitados por esa Denominación de Origen”, relata Farés.
Pizarro explica que en Buenos Aires estaba la tendencia de agregar valor a la coctelería, en medio de una pequeña explosión de bares, que al igual que en el mundo de la gastronomía, ofrece un “relato” y una “experiencia” al consumidor: “Y pensamos que esto también se venía para el área de las bebidas. Así que también lo pensamos en desarrollar en el producto, que apuntara a eso, a sibaritas, gente que le gusta un lujo accesible”, agrega.
Expertas en comunicación, comentan que Calavera en el desarrollo de una marca tiene un carácter fuerte, pero además proviene de la propia idiosincrasia argentina. “Al principio fue intuición. Después averiguando, la calavera tiene una bonita interpretación, porque acá está el dicho Calavera no chilla, quiere decir, una persona que se va de bares en la noche”, explican.
Pero además, mencionan que para el mundo del Tango, baile y género musical característico e identitario de esa país, se escucha que “un chico calavera” es en la jerga esa persona que se entrega a los placeres nocturnos y queda echo como “calavera”.
“Y también es un poco el símbolo de los piratas, y es darle un poco de humor a esta rivalidad entre hermanos. Si el pisco es chileno o peruano, acá vienen los hermanos argentinos a sacarle un poco como piratas un pisco. Fue como una nota de humor”, relatan entre risas.
Marketing
La marca está a cargo de Pizarro y Farés, pero en el grupo también cuentan con el apoyo de un enólogo. La producción de “Pisco Calavera” es de terceros, es decir tanto la uva como insumo y la destilación la desarrollan externos.
“La idea surge con una visión económico y social, es decir con lo que hay para armar y desarrollar el proyecto, porque iba a demorar más hacer una destilería, cuando acá las hay y tampoco hay tanto volumen de desarrollo. Y lo que es viñedo, es costoso y sobra uva”, confiesan, aunque advierten que si conservan la trazabilidad del producto. “Eso lo respetamos”, dicen.
Laura indica que si bien el “pisco” argentino de una categoría pequeña frente a otros destilados como el vodka y el gin, si ha logrado un reconocimiento en el paladar de los argentinos, principalmente por su versatilidad a prepararlo con otros elementos.
“La coctelería es un nicho para explotar. A mí me llamó incluso, un distribuidor grande que me quería comprar el producto Nosotros hemos ido bar por bar, y bartender por bartender, construyendo el proyecto”, añade.
¿Y LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN?
¿Cuál es su visión sobre la Denominación de Origen (D.O.) y la disputa entre Chile y Perú por el Pisco?
Fares: “A nosotros la legislación no nos toca porque acá podemos comercializar el producto bajo la denominación pisco. A la hora de sacar el producto, si tenemos limitaciones, dependiendo del país. Pero lo hemos conversado y no vale tener una disputa de DO, porque mientras más marcas del mismo producto hay, más se potencia el producto mismo. No tenemos por qué ser competencia, es como el vino, y cada viñedo tiene su personalidad, sus sabores y sus diferencias”.
Pizarro: “No resta que estemos. El peruano es cerrado incluso se enojan y nos mandan documentos. Diferente es el chileno, que tiene más visión comercial, de hecho nos escriben muchos los chilenos y nos piden el producto”.