Profesional considera que si bien una declaratoria de Humedal Urbano en la desembocadura del río Elqui no “toca” el derecho de la propiedad privada, si altera los usos del suelo, con restricciones en la altura de las edificaciones y la materialidad de la infraestructura, entre otras.
Fue uno de los impulsores del plan de manejo del sitio Ramsar en la Laguna Conchalí, el primero de propiedad privada -perteneciente a Minera Los Pelambres- en Chile. Además, estas últimas semanas hace lo propio para alcanzar esa categoría, en el humedal de Punta Teatinos.
Quizás uno de los más entendidos en la conservación de humedales, con experiencia en Perú, Costa Rica y Nicaragua. Elier Tabilo, biólogo, MSc en Conservación y Manejo de Vida Silvestre del Instituto de Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional de Costa Rica; diplomado en Responsabilidad Social Empresarial de la Universidad de Buenos Aires y especialista en conservación de biodiversidad y gestión ambiental.
Actualmente es director Internacional de la ONG Centro Neotropical de Entrenamiento de Humedales. Por ello, sus pergaminos obligan a consultarle sobre el conflicto socioambiental de la desembocadura del río Elqui, que fue detenido por parte de la ciudadanía, luego que una empresa inmobiliaria quisiera avanzar en la construcción de dos torres con departamentos, aledaños a lo que ambientalistas aseguran ser un humedal.
¿Cómo siguió el conflicto sucedido en agosto?
“Lo veo como un conflicto que se veía venir, a propósito de varias iniciativas ciudadanas y ONGs, que generan una nueva dinámica de integración entre las distintas organizaciones sociales, académicas, de gobierno y municipio. Son procesos sociales y ambientales, donde la ciudadanía siente un gran apego por su territorio y gran responsabilidad por la conservación de estas áreas”.
¿Qué pasará con la búsqueda de declarar el lugar como humedal urbano?
“Puede dar implicancias en cómo se debe usar la ribera, porque hay un estudio reciente sobre la delimitación del humedal, y son mucho más anchos, incluso de lo que se mira. Uno se da cuenta que hay muchas construcciones actuales, donde las inmobiliarias edifican sobre los límites del concepto de humedal. La gente que compra, que anda buscando casas, tiene que darse cuenta que no les conviene, así de simple. En algún momento la naturaleza recupera su estatus ordinario, cobra lo que es suyo”.
¿Y qué sucede con esa empresa que cuenta con todos los permisos correspondientes?
“La literatura de humedales urbanos no toca la propiedad de los territorios y terrenos aledaños al humedal, eso es un tema importante, incluso cuando se pueda declarar humedal urbano. No se toca ese derecho y para la gente no implica ninguna perdida. Pero sí hoy son regulados de otra forma”.
Por ejemplo…
“Uno ve en los instrumentos de planificación territorial usos de suelo y zonas de restricción similares: los cauces, como las riberas de un río, son zonas de restricción porque hay efectos de crecidas y de tsunamis. Por lo tanto, se permiten construcciones livianas, de poca altura, de madera, generalmente. No grandes edificios y otras que tienen otra carga de infraestructura. En esas zonas, donde están los humedales, no es seguro construir”.
Sin embargo, esa zona tiene una gran expansión…
“Es lamentable la explosión inmobiliaria en suelos que tienen otras vocaciones de uso. La gente que está comprando (debe saber que) esas zonas no son las mejores para vivir. Puede ser lindo salir y mirar el sol y el mar, o decir que vivo cerca de la playa, pero esas no son áreas para construcciones de ese tipo”.
Pero, la regulación igualmente lo permite…
“Siempre existe conflicto entre los reguladores y la propiedad privada, es un tema difícil de resolver. Uno compra un terreno y hace los trámites, pero si no existe una fuerte legislación, la autoridad, en este caso el municipio y la Dirección de Obras, no pueden prohibir, porque es inconstitucional. Pero al no hacerlo está dejando que pasen cosas que, a todas luces, no deberían ocurrir”.
¿Aunque el mismo Estado proyecte infraestructura, como una Costanera?
“Una Costanera no es una infraestructura donde viva gente. Puede haber un tsunami y se lo lleva, y al otro año lo podemos volver a construir, pero no es vivienda. El problema es construir donde vivan personas”.