Colaboración empresarial: la clave para mitigar nuestras crisis

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Se acerca el fin de este año e inevitablemente comienzan los necesarios balances y reflexiones sobre lo vivido y lo que podemos proyectar para un 2025 en más armonía.
En muchos aspectos, 2024 no ha sido un año fácil: aún nos encontramos algo apaleados por la inestabilidad económica, con inflaciones oscilantes en casi todos los mercados de la región; diversos escándalos continúan erosionando las confianzas de las comunidades, y la crisis climática no da tregua, con una sucesión cada vez más alarmante de eventos meteorológicos extremos, millones de personas afectadas en el mundo por estos acontecimientos y el año más caluroso del que se tenga registro en nuestra historia.
Sin duda, las crisis nos afectan desde distintos flancos y en todos los territorios
Aunque siempre me ha parecido un discurso algo frío asegurar que para los emprendedores “en cada crisis hay oportunidades”, creo que en escenarios como el actual ese tipo de, en apariencia, ‘oportunismo’ toma una forma completamente distinta y se transforma en un propósito: contribuir a encontrar soluciones sostenibles a las diversas crisis y, con ello, mejorar el mundo en que vivimos. Es por ello que, históricamente, las crisis han sido vectores de creación de importantes startups, cómo ocurrió con la del subprime en 2008 y la creación de Uber, Airbnb o WhatsApp, entre tantas otras innovaciones.
Emprender negocios que, a la vez que contribuyen a mitigar nuestras crisis, prosperan económicamente (tanto entregando oportunidades de consumo sostenible a las comunidades, como nuevos espacios laborales) no sólo es necesario en este momento, sino urgente.
Estas startups son “hijas” de las crisis actuales de nuestro planeta, por lo que nacen con lógicas de consumo distintas y alineadas con las limitaciones del mundo moderno, algo que puede asegurar que conversen mejor con las necesidades de las comunidades hoy, y entreguen soluciones efectivas a los problemas que las aquejan.
Espero que en 2025 podamos ver florecer aún más emprendimientos que se hagan cargo de estos dolores contemporáneos y los alivien en buena medida. Y también anhelo que más grandes empresas -aquellas que prosperaron bajo el ya antiguo paradigma de la abundancia y recursos ilimitados- confíen y comiencen a trabajar con startups que les permitan transformar sus modelos de negocios, mantenerse relevantes y ser un aporte para sus clientes y comunidades.
Los desafíos son enormes y, por eso, debemos trabajar juntos en encontrar las soluciones.

Por Elena López, cofundadora y COO de Cheaf.