Celebramos el mes de la minería , el día del minero el 10 de agosto, la tradición minera que ha dado vida y forma a nuestra realidad nacional y local. El origen de la región de Coquimbo es con la minería. Incluyendo los hallazgos arqueológicos recientes en el sector El Olivar (en la salida norte de La Serena) en los que se encontraron ritos funerarios con uso de oro por parte del pueblo diaguita.
Y pasamos por Charles Lambert e Ignacio Domeyko, por los centenares de mineros y canteadores en pirquenes que a lomo de burro fueron raspando las riquezas de lo más profundo de la tierra. Comunas que deben su existencia a la minería, como La Higuera o Andacollo. Que han generado una cultura en torno a la minería.
Pero también la minería moderna y actual, que ha generado múltiples polos de desarrollo en el país. Minería en la que hoy trabajan cientos de miles de personas, en general con los más altos estándares de seguridad y -por qué no decirlo- con las mejores remuneraciones por área de todo el país.
Por eso celebramos la minería, porque forma parte de nuestra cultura histórica y presente. Según cifras del Consejo Minero, Chile tiene una participación mundial de un 24% en producción de cobre, 18% en molibdeno, 4% en plata, 1% en oro y 0,7% en hierro.
Es por esta misma razón que llama la atención como se busca instalar slogans simples y directos, pero a la vez absolutos y que buscan anular la minería de manera drástica. ¿Elqui sin mineras? Resulta tan agresivo como Elqui sin turismo o Elqui sin agricultura. Y no es por censura o porque no se pueda disentir, sino denbido a que ese tipo de decisiones son las que se deben acordar, por ejemplo, en una Estrategia Regional de Desarrollo. Y es que siempre es posible dialogar, siempre es posible mejorar la legislación, los requisitos, participando oportunamente en los procesos de evaluación ambiental, pero definitivamente no podemos pretender borrar nuestra propia historia y el origen de gran parte del sustento y desarrollo reciente de nuestro país.
La minería existe en todo el planeta, en todos los países que cuentan con reservas suficientes y con factibilidad de explotación. En casi todos los países del mundo. Y los que han sabido aprovechar han generado valor agregado especialmente en la tecnología y servicios a la minería.
En el país ya hemos pasado por procesos de instalación de discursos negacionistas absolutos, según los cuales todo está mal y nada sirve. Pero ya sabemos como terminan esas aventuras. Un “país inteligente” sabe convivir, sabe dialogar, sabe activar canales para el desarrollo armónico. Y definitivamente esa es hoy la tarea de los políticos. No seguir solo como testigos o como efervescentes activistas por una causa o por otra, tomando banderas oportunistas en época de campañas electorales. El rol político (de la buena política) es articular caminos, unir fuerzas. En síntesis, saber llevar al país por los caminos que conduzcan hacia el anhelado desarrollo.
Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo